Cuentan en un pueblo de Valladolid, donde los veranos de mi infancia se vistieron de libertad por calles sin asfaltar y casas sin agua corriente, que hace años una joven a la que su padre negaba la posibilidad de mantener el amor por ser su enamorado gitano, se subió al tejado de su casa con intención de romper con un mundo que no le permitía la más básica de las libertades, la de amar a quien desboca el corazón.
Después de mucho porfiar con los padres, vecinos y la guardia civil y su contundente: “Baja de ahí o disparamos”, consiguieron que bajara. Una vez abajo, el padre la cogió y se la llevó andando hasta la ciudad de Valladolid, 30 Km, y la dejó en un convento donde la joven asumió su muerte, ni vivir, ni morir físicamente, permanecer callada y quieta en un rincón hasta que murió su cuerpo, ya hasta sin pena.
Tengo la impresión que Rajoy de señorito de casino de provincias, que diría Jiménez Losantos, está transformándose en padre maltratador que por defender el honor de su hija prefiere verla muerta, y por evitar que muera por su propia decisión prefiere acompañarla en su camino hacia esa muerte en vida. Parece que va a llevar a España por un camino de piedras hacia la inanidad como nación, a una existencia sin vida, con el corazón destruido y la muerte como única perspectiva.
¿Cuánto cree que puede tensar la cuerda del tira y afloja nacionalindependentista?
¿Cuánto cree que estarán dispuestos a apoquinar los españoles que trabajan y pagan impuestos para vivir su vida?
¿Cuánto cree que aguantarán los catalanes amaestrados en esa sinrazón del 'España nos roba'?
Era esta una buena oportunidad para empezar a eliminar de la sociedad catalana a los que tanto daño le han hecho, para asumir una gestión corrupta y devolverla limpia de mentiras y expolios pero no, nada de eso está ni se le espera. Yo que soy optimista solo veo una compra de la paz social con el dinero de todos los españoles y una radicalización de posturas, que es el único camino al que se llega por la vía del tapar las discordias con silencio.
Llenemos las calles de banderas españolas para evitar el suicidio de España pero no dejemos que quede secuestrada por el que nunca la entendió y cree que tiene el poder de dominarla.