Opinión

ETA vs DAESH

ETA vs DAESH

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Sufrimos en España el terrorismo de ETA durante 50 años (1961-2011). El terrorista de ETA fue un fanático nacionalista que mataba –incluso indiscriminadamente- a otros para crear terror y dañar al país supuestamente invasor/opresor... para finalmente liberar a su pueblo; todo sucede aquí, en España, en la Tierra. Es por ello que mataba, escapaba y se ocultaba sin sacrificar su propia vida ni gritando un símil de Alá es el más grande.

El fanático yihadista cree firmemente que matando a otros indiscriminadamente, Alá le recompensará de forma generosa, con una nueva vida mucho mejor que la que realmente sufre; pero si la recompensa vendrá después de la muerte y la vida terrenal no es deseable en absoluto... ambos vectores suman para justificar y alentar su sacrificio.

Alguien argumenta: "No tienen la oportunidad de ganarse la vida (están en la pobreza)..., por eso se rebelan", pero en Asia, África subsahariana y algunos países de América del Sur y Central, la gente en igual situación -o peor- no se comporta de manera similar. ¿Por qué? Mi respuesta es, la Religión. Si la fe es la corrupción de la razón –como claman ateos y agnósticos-, la violencia es su fracaso. Es difícil asumir como factible la utopía de ZP y su Alianza de Civilizaciones

Hace años, una especie de anuncio-chiste orientado a superar el déficit en vocaciones de sacerdotes católicos hacia el seminario, proponía: "Ven y trabaja para el Señor. El trabajo es duro, la dedicación es a tiempo completo y sueldo es escaso. Pero el plan de jubilación… ¡es fuera de este mundo...!". (Algo de humor para relajarnos un poco).

Estoy de acuerdo en que la pobreza y la escasez cultural son las materias primas clave para que los imanes radicales arrastren personas hacia la yihad (guerra santa). Y también estoy de acuerdo en que se necesitan, además de la acción militar, medios como formación, ayuda y apoyo en países de Oriente Medio. Pero, en mi opinión, el enfoque clave del problema tiene un nombre: las mezquitas; con un imán radical al frente, las mezquitas son el nido donde todo nace y crece. Es allí, en mezquitas situadas en territorios democráticos, donde los gobiernos occidentales deben actuar seria y profundamente, para evitar un crecimiento exponencial del terrorismo yihadista. Dragó lo denuncia en su columna en El Mundo del domingo 27: "Desde los púlpitos de las mezquitas, se incuban los huevos de salafismo".

Lo que propuse en mi anterior artículo (Menos flores y más lucha), es empujar a los terroristas ejecutores potenciales a pensar dos veces antes de cualquier ataque, interviniendo en dos puntos clave: la familia, -muy respetada por los musulmanes- y los castigos del Islam. Y dificultar la vileza de los terroristas ideólogos, impidiendo su proselitismo en las mezquitas y la financiación que recibe el terror desde algunos países árabes. Y sigo pensando que este enfoque es bastante correcto.

Mi único interés es que nuestros gobiernos occidentales tomen medidas reales y eficaces –incluyendo nuevas leyes- para detener estas atrocidades en defensa de nuestras familias, nuestra cultura y nuestros países. Creo que ninguna o muy poca acción se ha ejercido contra el terrorismo árabe, aparte de militar, en la defensa estratégica de Occidente, desde el tremendo 9/11.