Opinión

Basilio Martín Patino

Basilio Martín Patino.

Basilio Martín Patino. EFE

  1. Opinión
  2. Blog del suscriptor

El 13 de agosto se nos fue uno de los cineastas más respetados de este País y pionero de la ensayística cinematográfica, estamos hablando de Basilio Martín Patino.

Su cine es un continuo cuestionarse a uno mismo. Si es reconocido es por su trilogía de documentales Canciones para después de una guerra (1971), Queridísimos Verdugos (1973) y Caudillo (1974). Aunque también hizo ficción, una de sus películas más recordadas es Nueve Cartas a Berta, quisiera detenerme en Canciones para después de una guerra donde evoca la memoria de la posguerra y el franquismo a través de canciones populares de la época montadas sobre imágenes que dan un sentido distinto del original. Imágenes que nos retratan a un pueblo sumido en la desesperanza y la tristeza después de haber pasado por una guerra entre hermanos.

También Patiño tuvo que enfrentarse a la censura: Imagen y malicia, malicia y ternura del que quiere ver aquello que no podemos ver, aquello que entonces el régimen de Franco negaba y ocultaba bajo el velo fantasmagórico de su propaganda.

Habría, pues, que desgarrar ese velo y "mostrar lo que no se podía ver". "El cine ha sido un puzzle variado de imágenes y sonidos dirigidos al subconsciente en un territorio particular de recuerdos, vivencias míticas, espejos retroactivos, dentro de ese espacio difuso, estimulante, vivificador que es la memoria", con estas palabras es como entiende el cine el maestro Patino.