Opinión

La injusticia es igual para todos

Estatua de la diosa griega Themis

Estatua de la diosa griega Themis EFE

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Cuenta la mitología que de la unión de Urano y Gea, nació Temis, diosa de las leyes eternas. La representación que hacían los griegos de ella, para su culto, era la de una mujer con una posición fuerte y dominante vestida con una túnica, la cual es levantada y sostenida con el brazo izquierdo, mientras en la mano derecha sostiene una balanza.

Los romanos la adoptaron, como hicieron con muchos otros cultos, y la denominaron Fas. Todo aquello que era lícito y justo por la voluntad de los dioses, denominando a lo contrario, a lo injusto, Nefas. La palabra nefasto deriva de este término, para referirse a aquella persona injusta. Posteriormente fue llamada Iustitia, diosa que aplicaba la ley y sancionaba drásticamente a quienes incumplían las leyes romanas.

En el 452 DC, el Papa León I El Magno, le añadió la espada, simbolizando la autoridad, la rectitud y el castigo y sustituyendo a veces la balanza por un libro, representando de esta manera a la ley escrita.

Tras la Revolución francesa, se comenzó a representar a la Dama de la Justicia, con los ojos vendados. Todo el simbolismo añadido a lo largo del tiempo a su representación, nos evoca la equidad con su balanza, la autoridad con su espada y la imparcialidad con los ojos vendados.

Dicho lo anterior, como concepto es extraordinario, pero a veces nos topamos de bruces con la realidad, para parecernos acertada la afirmación de Monseñor Romero, cuando aseveraba que la justicia era igual que las serpientes, sólo mordían a los que estaban descalzos.

Para una inmensa mayoría de contribuyentes que en alguna ocasión hemos acudido a la Diosa de la Justicia, y que generalmente no llevábamos buen calzado, se nos ha hecho cotidiana la idea de pensar  que lo que la justicia no es igual para todos.

El miércoles fuimos testigos de ello, eso sí sentados en el sillones de nuestras casas y no en el estrado.