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Docentes indecentes

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La independencia de gestión en las Universidades no privadas ha conducido a una progresiva politización que nos hace ver las peores características de la política en el último escalón de nuestro sistema educativo.

La Universidad pública ha introducido poco a poco la libertad de sus docentes a la hora de manifestarse abiertamente afines a movimientos políticos, incluso permite actos que, sin rastro alguno de pedagogía ni en el fondo ni en la forma, tan sólo son propaganda que pretende adoctrinar políticamente a los jóvenes que reciben créditos por asistir.

La última de las conferencias permitidas y auspiciadas por la curia universitaria han tenido como protagonista a un excandidato de Podemos profesor en la Facultad de Derecho de Zaragoza. Este iluminado tuvo a bien convocar un acto para hablar sobre la situación de Venezuela, sabiendo sobradamente que el acto provocaría polémica y hasta enfrentamientos físicos. Cuando en ese país se está matando y muriendo este docente tuvo a bien comenzar su alocución con una frase en la que admitía sin género de dudas que en ese país reinaba la libertad. Consciente de que en la sala se hallaban presentes nacionales de ese país huidos del régimen no evitó provocar esa situación, incluso “desató a sus cachorros” para reventar un acto que debería haber sido prohibido. ¡Hágalo en su casa o en la sede de su partido!

Con irresponsables docentes como este la Universidad cambia su finalidad de crear profesionales capaces de ser competitivos laboralmente por una instrumentalización política -siempre dentro del radicalismo adormecedor de cualquier libertad e inteligencia-.

De nuevo se sigue usando la Educación -en el último de sus escalones en este caso-, para crear ejércitos ideológicos eliminando cualquier reminiscencia de libertad de pensamiento en las mentes que decidirán nuestro futuro.

Si Montesquieu promulgó la separación de poderes como fundamento de la Democracia, quizás debió prever un ejemplar castigo para todos aquellos que osaran contaminar políticamente tanto el poder judicial como la educación.

“El objetivo de la educación es crear personas capaces de hacer cosas nuevas, y no simplemente repetir lo que otras generaciones hicieron”, dijo Jean Piaget, aplíquese el cuento catedrático.