Opinión

El diablo anda suelto

La Yihad se extiende por las redes, pero ¿hasta dónde llega?

La Yihad se extiende por las redes, pero ¿hasta dónde llega? iStock

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¿Qué clase de persona antipersona se inmola para conseguir un califato mundial, dando igual las almas que se lleve por delante, ricos, pobres, niños, mayores...?

Ellos, los terroristas islámicos, DAESH, Al Qaeda, Hezbolá… Todos son parte de lo mismo, ¿nuestra desgracia? Han ido evolucionando. Sus métodos son más efectivos, sus estrategias más modernas y contundentes y sus propagandas son dignas de los once premios Oscar que tiene la película Titanic en su poder.

Representan todo un fenómeno asesino que amenaza al mundo. Todos los infieles estamos en su punto de mira, nuestro modo de vida occidental, nuestras creencias y costumbres, nuestra política y economía, todo, según ellos, es cuestionado por Allah, y ellos actúan en su nombre, o eso dicen. Quizá Allah mirando desde un punto escondido del universo, llore de vergüenza y agonía al ver en lo que se han convertido: en el mismo diablo. Andan sueltos, hacen reuniones en mezquitas y usan a imanes para el reclutar a cientos personas que irán directas a las filas de DAESH, irán sin ni siquiera tener tiempo para pensarlo. Una vez dentro ya se encargan ellos de que sea más fácil inmolarse que salir. Realizan un lavado de cerebro con una efectividad del 100%: o lo tomas o lo tomas, no hay discusión posible. Ellos mismos se encargan de pegarte en la cabeza con pegamento, hilos o grapas la única razón que ellos ven posible y que por tanto es la única lógica.

Hablamos mucho de yihadistas, nos producen un miedo atroz, pero, ¿qué es el yihadismo? Es la manera que tenemos los occidentales de llamar a las ramas más violentas y radicales del islam, caracterizadas por el uso del terrorismo, en nombre de la yihad, sus seguidores llaman la “guerra Santa” en nombre de Allah. Para ellos este terrorismo está legalmente fundamentado, se justifica cualquier crimen que se cometa en nombre del islam.

Este razonamiento les convierte en demonios a ojos de cualquier persona normal en su sano juicio, a ojos de cualquier persona que valore la vida. Y aunque valoren las siguientes o lo que le espera en otro lugar, también se convierten en demonios a ojos del Islam. Las mujeres que tienen que usar el velo porque su religión y sus costumbres así lo piden, también saben que es inhumano, que es odio y pura violencia. Saben que lo que mueve a estos diablos son ansias vivas de matar.

Hay que ser conscientes de que la mayoría de los musulmanes no comparten esta rama radical. Aún así el número de radicales sigue creciendo y tienen diferencias esenciales respecto a las personas que se radicalizaban hace unos años, ahora en las filas de DAESH puede entrar cualquier persona convencida, no tiene por qué ser musulmana, puede ser occidental perfectamente. Sólo tiene que encargarse de la misión que ellos consideren que tiene que hacer. Es escalofriante. Llega a tal extremo que deja d de ser entendible a la luz de la razón.

Mientras lees estas líneas ellos serían capaces de convencerte si tuvieran la oportunidad. Son tan poderosos que convierten tu mente en un cerebro de papel destinado a hacer papiroflexia. Este es el caso de una cantante de rock británica que una vez se llamó Sally Jones. En los años 90 cantaba con una melena rubia, vestida de cuero y leopardo, con la guitarra eléctrica en mano. Ahora se llama Sakinah Hussain, ha sido convertida al yihadismo. Dejó Reino Unido por Siria, cambió la guitarra por un AK-47, cambió su ropa de cuero por un burka completo, dejó a su hijo para irse a los brazos de Junaid Hussain, uno de los sospechosos de la decapitación del periodista norteamericano James Foley, para combatir.

¿Cómo lo hacen? Hay distintos modos. Por un lado, como en este caso, usan la seducción. A esta cantante la sedujeron desde la distancia. Por otro, utilizan grandes ofertas económicas que ofrecen a personas con muchos problemas. Además, suelen convencer a sus víctimas de que han vivido una vida equivocada, que han adorado al Dios equivocado, para ellos no hay más que un dios: Allah y su profeta Mahoma. Para ellos no hay nada más que respetar ni creer.

¿Cómo es posible? Aunque parezca difícil de creer lo es. Aprovechan las debilidades emocionales y económicas, para así ofrecer sólo cosas buenas. Ofrecen una lucha por algo que no acabará, que no se ve fin, el juego del diablo es poderoso. Personas con estudios o sin ellos, con dinero o sin él, incluso habiendo vivido lo mejor del mundo de la farándula noventera puedes caer.

Precisamente que cualquiera puede caer en sus redes es la diferencia fundamental. Ahora son mucho más peligrosos que hace unos años: muchas veces no hace falta ni irse a sus filas, tienen y consiguen adeptos que pueden actuar solos. Para comprender esta peligrosidad sólo hay que fijarse en el modus operandi del terrible atentado que los españoles sufrieron el 11 de marzo del 2004. Al Qaeda asesinó a más de 200 personas por su atentado en los trenes. Un atentado que había sido minuciosamente estudiado y realizado con una red amplia red de colaboradores. Sin embargo, ahora pueden hacer lo mismo con una sola persona, cualquier adepto puede coger un camión y atropellar a las personas que pueda, un diablo puede ir cargado de explosivos en inmolarse en un estadio, en el metro, en un colegio… Son mano de obra barata. Otra manera de entender el terrorismo, pero que a nosotros nos cuesta muy caro. Nos cuestan vidas a cambio de nada, el verdadero diablo anda suelto, no son personas, son demonios.