Opinión

'El viajante'

Fotograma de El viajante.

Fotograma de El viajante.

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Ver cine iraní implica dos cosas. Por un lado acreditarlo supone que uno pueda sacarse virtualmente el carnet de cinéfilo, y por otro lado, para los que no viven la fiebre de la afición por el cine, traspasas una especie de barrera de normalidad, pasando a formar parte de una determinada tipología de tipos raros o frikis, en el argot actual.

Reconozco que alguna aprensión tenía cuando en los 90 empezaron a estrenarse las películas del iraní Abbas Kiarostami, y yo a mis veinte años era el primero en sentir cierta pereza en adentrarme en ese ámbito y bucear en esas fosas abisales de la cinefilia. Pero de repente, tuve una revelación.

Vi la luz por casualidad, cayó en mis manos una para mi desconocida película llamada Close Up del citado Kiarostami, y no sólo vi con inmediatez que era una obra maestra, sino lo que era aún más sorprendente, es que se trataba de una película de una modernidad, originalidad y fuerza narrativa tales, que en lo formal, parecía rodada por el más moderno de los directores norteamericanos de la época, y en el fondo era un tipo de cine hanekiano antes de Haneke, mostrándonos un reflejo de la sociedad, la iraní, que inesperadamente para el prejuicioso ojo occidental, es retratada con muchas más similitudes que diferencias respecto a nuestro entorno, pudiéndote sentir en buena medida reflejado en sus sentimientos y reacciones

Farhadi, no sólo es un digno heredero de esta tradición, sino que además, es sin discusión uno de los directores más interesantes del cine contemporáneo, uno de esos autores que por sí solos constituyen un motivo para acudir a una sala de cine, y autor de films que como A propósito de Elly o Nader y Simin, una separación, podemos considerar obras magistrales que deben ocupar un lugar propio en cualquier top de películas estrenadas en este siglo.

El viajante posee los atractivos y lugares comunes de sus anteriores películas -aquí incluiríamos El pasado su único film realizado fuera de Irán-. Unos personajes esencialmente modernos, enclavados en una sociedad algo contradictoria, el amor y la pareja como contexto central de la trama, y la irrupción contundente de un acontecimiento, del que nadie, ni personajes ni espectadores, poseen una información completa, y que revienta los cimientos por los que deambulan unos seres humanos que como consecuencia de este hecho son llevados al límite en sus actos y emociones.

Aquí Farhadi, además, contextualiza la historia en el marco de la relación de una pareja de actores, un matrimonio, que interpretan Muerte de un viajante de Arthur Miller, cuya ficción y representación es base del conflicto central de la historia, irrumpiendo su argumento de manera inesperada y dramática en su propia vida real.

“El viajante”, como el resto de la obra de Farhadi, es un film absolutamente recomendable, reconocido con el Oscar a la mejor película de habla no inglesa (el segundo del director), y con las señas de identidad propias de su espléndida carrera y sugerente filmografía. Película notabilísima, quizás no tan redonda como las anteriormente nombradas, pero sin duda una obra llena de interés cuya visión es obligatoria.

NOTA 8/10