De las grandes potencias mundiales, dos de las tres primeras escenifican de nuevo un enfrentamiento dialéctico que sólo se convierte en hechos en una zona que ya se halla en situación de guerra civil manifiesta.
El conflicto civil sirio se ha convertido en un cruel tablero de ajedrez en el que EE.UU. y Rusia dan soporte bélico a unos y otros para seguir prorrogando una contienda que ya destruye medio país y provoca cientos de miles de desplazados y muertos. Lo curioso es que todos afirman sin reservas que toda su actividad militar en la zona se justifica sólo y exclusivamente en combatir a ISIS. Con todo lo escrito y leído hasta ahora, me resulta prácticamente imposible saber en cuál de los bandos luchan los milicianos considerados por unos y otros como terroristas.
A cada acción que se le imputa al Gobierno de Al Assad EE.UU. parece que responderá con un ataque aéreo a alguna de sus instalaciones militares y Rusia seguirá dando soporte bélico a todas las acciones militares de Al Assad contra los rebeldes. Podría ser infinito…
Mientras, Trump afila su pluma tuitera para lanzar aparentes mensajes amenazantes a Putin, algo a lo que no creo que esté acostumbrado el ruso, sobre todo tras el tono cauteloso y conciliador que atesoraba el anterior inquilino de la Casa Blanca.
Ya estamos acostumbrados a ver cómo americanos y rusos escenifican sus luchas de ego nacidas en la Guerra Fría, (que terminológicamente aún está lejos de terminar), lo que nunca dejará de indignarnos es que vistan de justicia o prevención sus enfrentamientos para ser el más temido mientras las poblaciones sufren.
Y China sigue creciendo dormida…