Opinión

Espero en el futuro

Una calle cualquiera.

Una calle cualquiera.

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Tengo que decir que pertenezco a una generación que ha visto ya el fin del mundo: de su mundo, de mi mundo. Las cosas que amaba se han ido ya, y mientras siga aquí, tendré que amar el presente, disfrutar el presente, adaptarme a las tecnologías que asustan y soliviantan a mis coetáneo y conservar la esperanza en el futuro, en los futuros y en lo que tiene que venir. Es otra realidad y se renueva a cada instante. Poco propicia a añorar, es preferible acomodarse en la realidad presente, que resulta ser muy efímera, pero los modales.... ¿Cuándo se recuperarán los modales, la deferencia, la cortesía a los que hacían honor los que nos antecedieron?

Camino por la calle y pocos viandantes me tienen en cuenta, respetan las distancias, conservan la derecha, adelantan limpiamente sin interceptar mi itinerario, sin embestir , sí, embestir, se dirigen al viandante como si quisieran eliminarle, negándole su lugar bajo el sol.

No solo añoro lo que fue la gentileza, la donosura, esa elegancia de ser y estar presente, ante el otro, con el otro que también es y está presente. Ya son varias las generaciones que han destruido esos modales que amaba y más que nostalgia me invade la ira, que debo contener, porque está feo una señora insultando, pero a veces me permito ese desahogo y mea culpa, porque me acuso sin la menor contrición.

Conservo la esperanza: un momento evolutivo: la prehistoria del futuro, evolucionará y los jóvenes inteligente, libres, disciplinados, recuperarán los antiguos valores, eso si, a otro nivel, quizá más elevado. Esperemos en el futuro, aunque quizá no lo veamos.