Opinión

El refinamiento del esencialismo

PIC ADRIAN - Sín título - (1974) -Acrílico sobre lienzo - 74,5 x 101,5 cm.

PIC ADRIAN - Sín título - (1974) -Acrílico sobre lienzo - 74,5 x 101,5 cm.

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Quien suscribe estas líneas lleva cerca de dos lustros visitando exposiciones y conociendo la historia del Arte a través de las mismas. Una forma directa y vital, que junto con las lecturas oportunas, permite una óptima visión del ámbito artístico, mientras se descubre a grandes maestros del siglo XX, a veces convenientemente olvidados.

Tal es el caso de la muestra de Pic Adrian de la Art Principal que la Marlborough de Barcelona ofrece hasta mediados del mes de abril. Una selección de piezas que huye de la línea habitual de la galería, y que permite al visitante adentrarse en un microcosmos sugerente y atractivo, gracias también al subtítulo de la muestra: Géometrie - colonne vertebrale du monde.

A Pic Adrian (Rumania, 1910-Barcelona, 2008) se le puede aplicar el calificativo de máximo representante del Esencialismo, una derivación, podría decirse, del minimalismo, mucho más depurada, simple, llena de exquisitez y de lirismo. Las obras emiten vibraciones insonoras, pero inspiradas en la música, ya que Adrian era poeta, pintor, teórico del arte, y contó entre sus amigos con Pau Casals, además de Brancusi, Chagall, Fernand Léger, Jean Arp, entre otros. Esa crèm de la crèm, jugó un importantísimo papel en su vida, ya que le permitió conocer diversos estilos y personalidades artísticas, confluyendo todo ello tanto en sus teorías sobre el arte como en su propia obra.

La muestra huye de la geometría explicita para adentrarse en unas formas de extremada sencillez pero de un equilibrio absoluto. Una gama cromática austera -colores básicos- como fondo de las piezas, permite al espectador sensible, -la obra de Pic Adrian debe contemplarse desde la serenidad y la delicadeza- observar una simplicidad estructural, dentro de una sobriedad explicita. Un canto al simbolismo de la geometría que nos envuelve, desde un ámbito de pasión por la pureza de formas y líneas.

Una trama argumental en la que el color y forma se dan la mano, consiguiendo un efecto de volumen o de suspensión en el espacio, que le permite transmitir un mensaje de signos de todo tipo, donde la subjetividad es totalmente libre, y en la exaltación de las dos dimensiones, aparece un plano no exento de complejidad,  aunque aparentemente esté  más cercano a la realidad.

En los trabajos de Pic Adrian, éste convierte el aislamiento personal en una presencia, no siempre deseada, pero rotunda, cautivadora, de una contundencia indudable, en la que ha desarrollado una grafía intransferible. Un código de signos que lo ha llevado a convertirse en único, ultrapasando las fronteras del tiempo y del espacio, para capturar sensaciones irrepetibles y momentos abrumadores, rimando líneas, versificando formas para componer poemas de arte pictórico.