Opinión

El vagón de cola

Tren de Renfe

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Aunque el nombre de Extremadura deriva de la locución latina Extrema Dorii para referirse a aquellos territorios que se hallaban en los extremos del Duero o quizás en el otro extremo, si analizamos su evolución y la comparamos con el resto de comunidades autónomas parece que la historia ha seguido manteniéndola en el otro extremo.

Da la impresión que a esta situación han ayudado los principios de ordinalidad, defendido por algunos nacionalistas, establecen que las Comunidades Autónomas deben mantener el mismo lugar en el ránking tanto por los impuestos recaudados per cápita como por los gastos per cápita realizados posteriormente por la Administración General del Estado en esa Comunidad.

De ésta manera nos encontramos con que Extremadura en pleno siglo XXI y a pesar de encontrarse entre dos ciudades europeas, cuenta con el ferrocarril más obsoleto de España. Es la única región sin servicio de larga distancia, el trayecto desde Badajoz a Madrid, es el que más paradas tiene, el único que no se realiza ni en AVE, ni en Alvia ni en Talgo, además resulta de los más caros y es el sexto que más tarda, cinco horas y veintidós minutos para cubrir 460 kilómetros.

Hablando de infraestructuras con muchos años, es obligatorio decir que el permiso de explotación de los dos reactores de la Central Nuclear de Almaraz finalizará el próximo 8 de junio de 2020, cumpliendo así 40 años de funcionamiento. A pesar de lo dicho, la inversión en Extremadura baja el 16,61 %, dos décimas menos que en el pasado año 2016. Por lo que a la vista de los resultados el modelo utilizado para repartir genera, al menos a Extremadura, desigualdad. Una desigualdad que ya de por sí es histórica y que se sigue acrecentando. Es cierto, que somos ricos en materias primas, pero carecemos de industrias, somos una de las regiones menos industrializadas, que menos empleo ha recuperado en todo el año, respecto al resto del país... eso sí, el principio de ordinalidad es el que es y no es bueno hablar de solidaridad, máxime cuando conocemos que el presidente del Gobierno ha anunciado una lluvia de millones a Cataluña para infraestructura, casi 4.000 millones de euros hasta 2025 en la red catalana de Cercanías.

Al final va a ser verdad el refranero, cuando nos dice que quien no llora, no mama.