Opinión

Tarradellas y Elliott: amar a España amando a Cataluña

Martín Elfman.

Martín Elfman.

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Cayetana Álvarez de Toledo se luce este lunes con un esclarecedor trabajo a doble página en un diario -de difusión- nacional sobre el hispanista británico -¿de dónde si no?- John H Elliott. Lo titula El hispanista, el catalanista.

En mi opinión, la primera lección está en el título: se puede ser hispanista y catalanista, español y catalán. Hay otras. Segunda: la actualidad en Cataluña es pavorosa. Tercera: por más que haya coincidencias, Escocia y Cataluña son distintas. Y cuarta pero no última: se puede entender el Reino Unido sin Escocia pero no España sin Cataluña. Muy recomendable su lectura.

Pero con todo el valor del trabajo, por sí mismo, en su exclusiva identidad, lo que anima estas líneas es la referencia que contiene a la carta que Josep Tarradellas envió el 16 de abril de 1981 a Horacio Sáenz Guerrero, entonces director de La Vanguardia, pocos meses después de que Jordi Pujol le sucediera en la presidencia de la Generalitat de Catalunya.

Asombra la clarividencia del octogenario Tarradellas. Pocos años después de su asombroso y generoso "ciutadans de Catalunya, ja soc aquí" (23 de octubre de 1977), generoso porque cobijaba bajo el manto de la catalanidad a todos los que vivían en Cataluña, no solo a los nacidos en ella y tampoco solo a los que pudieran exhibir ocho apellidos catalanes. Apenas tres años después de ese rasgo de lucidez, acertó a analizar con esa misma lucidez y a rechazar la deriva del catalanismo hacia el independentismo y a prever sus derroteros, entonces incomprensibles para la inmensísima mayoría de los espectadores de hoy.

Se diría que trascendió al tiempo acertando a adivinar el futuro que hoy es presente. ¡Con 36 años de antelación que se cumplirán el Domingo de Resurrección! Muchos de los actuales protagonistas de la deriva secesionista vestían calzón corto en el colegio Alemán de Barcelona y, sin embargo, retrató sus actitudes con precisión de cirujano. La de Pujol con la de profeta.

La carta no la reproducirá La Vanguardia actual ni bajo suplicio. Pero para los interesados está en su hemeroteca. Basta entrar en ella y acudir a la fecha, 16 de abril de 1981 y acudir a la página 10.