Opinión

Los nuevos inquisidores

Sabina en un concierto en Gran Canaria en 2015.

Sabina en un concierto en Gran Canaria en 2015. CC

  1. Opinión

¿Sabes qué pasa? Que yo no quiero que cuando Sabina -por quien por cierto no siento ninguna clase de aprecio- se toma los cinco whiskies para hacer una canción, tenga en su cabeza otra cosa que el alcohol y su talento, poco o mucho.

No quiero que ni él ni nadie tenga en cuenta, en ese instante creador, que será sometido, además de a la crítica artística, ya de por sí cansina, a un juicio de corrección política. Ya ha habido suficientes creadores condicionados por la censura, como para recuperar la institución, traída esta vez por el ciego entusiasmo de la secta uniformadora del progrerío.

Se dice que no se pretende decirle a Sabina cómo debe escribir (faltaría más) pero se le advierte de lo que va a ocurrirle si no escribe como debe: ser auditado, clasificado y señalado como cómplice, hoy del patriarcado, mañana del holocausto carnívoro y pasado de la marginación de los cojos y jorobos.

Pienso en Celine y me da la risa imaginando lo que diría al verse sometido al juicio de vuestro mundo de Disney -aunque espera, Disney seguro que tampoco vale-. Pienso en esa basura naif que consumís llamándola cultura, en esa sopa de sobre, ese agua hervida teñida de achicoria y el único consuelo que me queda es que no vamos a pelearnos por ella. Toda pa vosotros.