Opinión

Derecho del Cobarde

La estelada en el balcón del despacho de la CUP en la diputación de Tarragona.

La estelada en el balcón del despacho de la CUP en la diputación de Tarragona.

  1. Opinión

Ha comenzado -por fin- el juicio a tres dirigentes de un partido político en España -le pese a quien le pese- que incumplieron la Ley. Tenían cargos de responsabilidad en la Comunidad Autónoma de Cataluña: Arturo Mas, Juana Ortega e Irene Rigau. La pena imputada es desobediencia al Tribunal Constitucional en la celebración de una consulta independentista celebrada el día 9 de noviembre de 2014 en dicha Comunidad.

Este hermoso país llamado España, se encuentra regido por la Constitución Española de 1978, como Norma Fundamental, y resto de articulado del Código Penal, entre otras. El respeto a dichas leyes en su conjunto y en el articulado de forma individual, permite la discrepancia siempre dentro de la Ley. Una de las características de los sistemas democráticos es cambiar de signo político el Poder Legislativo y Ejecutivo, sin necesidad de recurrir a enfrentamientos armados.

Una de las principales enseñanzas en la educación de un ser humano es la puntualidad. Por motivos ajenos, quizá pueda disculparse llegar con retraso a una cita. El lunes pasado, con premeditación, alevosía y falta de otros cienes de virtudes ocurrió un hecho patético en Barcelona. Se había fijado el comienzo de la vista oral del Juicio a las 09’00 horas. Diversas organizaciones, incluido el propio Gobierno de la Comunidad Autónoma, convocaron a ciudadanos -y alentaron entre los funcionarios a tomar el día libre para acudir- a las puertas del Tribunal Superior de Justicia, en apoyo de esos tres reos. ¿Tan valientes fueron para organizar, convocar e ir contra el dictamen del Tribunal Constitucional que no son capaces de afrontar un Juicio con dignidad y valor?

Sonrojo produce a un servidor público ver cómo saluda un agente uniformado y sonríe a unos reos, que osan llegar tarde a una cita judicial; incredulidad es observar a dichos imputados caminar sonrientes en loor de multitudes. ¿Quién son ellos para hacer ese feo a la Diosa Justicia y a los encargados de impartir sus Leyes? Bien podría recordar cuando, en alguna ocasión un Juez reprendió a un compañero por llegar cinco minutos tarde a la vista oral con un imputado detenido. Fue por culpa de la nieve en la carretera, observando medidas de precaución. En el caso que nos ocupa, quizá hubiera sido buena medida poner bajo resguardo de los Agentes de Policía a los tres imputados: de esa forma se garantizaría su presencia puntual los días siguientes.

La declaración del ex Presidente Arturo Mas, así como de sus ex Consejeras, fue un conjunto de falsedades, inconsistencias y cuestiones increíbles. Bien quedó demostrada ya su enorme cobardía para enfrentarse en solitario a la entrada de la sede judicial. Las personas poco duchas en trámites judiciales se encuentran muy extrañadas de esas manifestaciones ante el Juez, Fiscal y Acusaciones Particulares. Sin embargo, es más corriente de lo que aparenta. Nuestra Constitución de 1978, ésa que ellos cogen "cuan rábano" si place bien, otorga al imputado o acusado a no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable, entre otros. El Juez exhorta a decir verdad, pero no obliga. Es decir, que pueden mentir como bellacos y mintieron. Llegaron a echar la culpa a los voluntarios organizados para la celebración de dicha consulta ilegal. ¿Se puede tener más caradura? Por supuesto.

El mal siempre tiene un fundamental y principal apoyo. El sustento de las acciones es… el dinero. La moneda de curso legal, a lo largo de la historia, siempre es el móvil cardinal. En este caso, también. La trayectoria del partido político, curiosamente al que están afiliados esos reos, se haya en un mar de dudas en cuanto a financiación. 3%. Fue decir esa cifra hace años y, casi, salta por los aires todo el gobierno de la Comunidad Autónoma de Cataluña. De hecho, la familia directa del histórico Jordi Pujol, se encuentra encausada por unos cuantos millones de euros de dudoso origen; aunque parece acabaron engordando su fortuna.

Las personas están llegando a declarar de manera puntual. Es un síntoma de respeto. Además, dado que son testigos, tienen la obligación de decir verdad, bajo la prevención de incurrir en un delito ante el Tribunal. He ahí la diferencia entre un reo y un testigo. Es difícil ver decir verdad a un político; sin embargo, hemos comprobado cómo mienten tres de ellos. Sí, esos que se envuelven en una bandera, solicitan el apoyo del resto de ciudadanos, pero no reconocen quién paga todo el dinero necesario para dichas algaradas. ¿Será la insurrección una forma de distraer la atención respecto al origen y destino de los euros?

El Derecho del Cobarde se tuvo, practicó y puso en conocimiento de todos. A un político no se le pide ser un héroe -para eso ya están las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Militares, Médicos, Bomberos o las familias en medio de la crisis económica-. Los políticos tienen la obligación de no ser cobardes; la valentía es algo demasiado muy grande para ellos. Arturo, ya sabes.