REFLEXIONES

Carta abierta al Padre Ángel de Mensajeros de la Paz

El padre Ángel, en el restaurante Robin Food.

El padre Ángel, en el restaurante Robin Food.

  1. Opinión
  2. Columnas de Opinión

Estimado Padre Ángel, creo que su preocupación por los más desfavorecidos y su dedicación incansable al servicio de una justicia social más justa es, sinceramente, encomiable.

Lo que ya dudo que sea prudente, desde la perspectiva sacerdotal, es el derrotero que su ofensiva “social-evangelizadora” está tomando, al aplaudir el buenismo del populismo demagógico de su, creo interesado, amigo Pablo Iglesias.

La “Justicia social”, como misión vocacional cristiana, lleva en su esencia la conjugación del programa de Jesús, el programa de la honradez política, de la honradez mental y de la honradez social, muy lejos del programa pragmático y altamente remunerado de Pablo Iglesias.

Sus aplausos y parabienes al “divino hambriento de poder”, al “justificador del sufrimiento pistolero”, al “descubridor del buen vivir en un sistema que condena pero cobrando”, al “manipulador feriante de masas necesitadas”... Sus aplausos, Padre Ángel no son entendibles.

Los pobres y necesitados para ciertas personas que se definen políticos de nuevo cuño, salvadores del pueblo... son meros instrumentos para ellos enriquecerse y pasar de la nómina de profesores interinos a la nómina de “diputados representantes de las libertades sociales”, por cierto las que a ellos les interesa.

Llorar de emoción y aplaudir la historia de la decencia es motivo de orgullo... Babear y llorar ante los rayos deslumbrantes de fuegos artificiales efímeros es penoso...
La pena es que esa imagen es la que usted, últimamente está dando.

Padre Ángel, la caridad social cristiana no se parece en nada a Venezuela. ¡OJO!