CINE

'La llegada'

Fotograma de la película La Llegada.

Fotograma de la película La Llegada.

  1. Opinión

No suele ser lo habitual, pero hay ocasiones en que después de ver una película, notas como pasadas las horas, los días, va creciendo dentro de uno, instalándose un mecanismo en nuestro interior, cual bomba de relojería, que explosiona a cada momento evocándonos las imágenes vistas y buscándoles nuevos sentidos.

La llegada es una de estas historias, un film que trasciende y que extiende su metraje mucho más allá de los 116 minutos que dura -yo la he visto dos veces y la segunda me gusta aun más que la primera-. Una de esas extrañas películas que en una época en la que a todas le sobra duración, aquí necesitarías que se alargara más para que pudiera darnos respuesta a muchas de las cuestiones que plantea. Una obra que nos conecta con una protagonista que en su viaje de acercamiento y comprensión hacia unos seres, acaba viajando al interior de sí misma, y nosotros con ella.

El director, Denis Villeneuve, se confirma aquí como unos de los directores más interesantes de esta década, puede que el más, por lo robusto de una filmografía (Incendies, Prisioners, Enemy o Sicario) tan variada como excepcional.

Villeneuve tiene la capacidad de asimilar lo mejor de otros, y así podemos ver remedos del 2001 de Kubrick, aunque más emparentado con la génesis de su historia (El centinela de Arthur C.Clarke) que con su puesta en escena. Pero también está el Spielberg más hermético de Encuentros en la tercera fase, el Contact de Zemeckis, el sentimiento y la evocación de Terrence Malick, o Nolan y su visión del espacio y el tiempo.

Pero por encima de todas estas influencias reconocibles, Villeneuve las estiliza, y las dota de un lenguaje original, propio de un autor con una mirada especial y diferente, que ya flirteó con lo desconocido, y precisó del espectador como necesario copartícipe en la búsqueda de un sentido a la historia, en la ya referida Enemy (sobre una novela de Saramago).

Es una historia que pretende resolver un enigma desde la ciencia. Busca una verdad objetiva, desde algo tan obvio, pero tan invisible al mismo tiempo como es el lenguaje, de cuya estructura hace depender la comprensión y capacidad de una civilización, una fuerza tal con la que ni el propio Noam Chomsky hubiera soñado, y que reconfigura el entendimiento y la comprensión del espacio y el tiempo.

Pero también nos muestra como, frente a las verdades universales, está la sinrazón, la desunión y los intereses particulares incapaces, por la desconfianza intrínseca entre los seres humanos, de dar una respuesta unívoca como civilización, y que sólo una llamada desde fuera puede corregir.

Para a término desembocar en un bucle que enlaza el inicio y fin de la historia, con una precisión que recuerda al también canadiense Atom Egoyan. Ese sentimiento que todo arte pretende transmitir, la emoción, donde la vida, la muerte y el amor se dan la mano, con ese fondo musical de Max Richter que da forma a los sentimientos y nos arrastra a la melancolía.

Una película única, dejaos atrapar por ella, os acompañará durante bastante tiempo, y sólo vosotros seréis quien le dé un punto y final a la historia... o no.

Nota: 10