Opinión

Continuismo

Revolución made in Rajoy

Revolución made in Rajoy

  1. Opinión

Por Fernando Medina Donoso

Continuismo, es la palabra del momento. Las últimas semanas nos las prometíamos felices con tanto material para escribir un libro sobre una segunda transición, y al final todo ha quedado en la maldita palabra: continuismo. Ni Iglesias con sus algaradillas de poca monta al más puro estilo de manifestación de instituto; ni Sánchez, que se va llorando con la maleta; ni la gestora del PSOE, sin pinta de acabar con las rencillas internas, de dar un golpe de timón político ni de tener un líder sólido; ni siquiera Ciudadanos, que expresa su esperanza en un Gobierno de más de lo mismo en las formas pero supuestamente obligado a negociar en el fondo. Todos se han pegado un tiro en el pie. Continuismo por defecto, continuismo por incompetencia.

Rajoy debe estar contento. Y no tanto por haber ganado una contienda de trescientos catorce días, sino por ser el único que no ha perdido. Rajoy es el tuerto en el país de la ceguera política, porque Rajoy será tuerto pero no es nada corto. El ya presidente de iure ha sabido interpretar los histriónicos vaivenes de sus rivales como nadie: cómo los populismos se desinflan por el efecto de su propia burbuja, a consecuencia de corruptelas de protección oficial o debido a luchas internas; cómo El PSOE no da pena, sino lo siguiente, con un líder caído que no sólo comete la imprudencia o la estupidez de renunciar a su acta de diputado, la cual le daría visibilidad en su pretendida lucha por recuperar posiciones, sino que se apunta a recorrer España con la maleta, cual representante comercial de tiempos pasados para conquistar a sus tan amadas bases; o cómo Rivera, quien no contento con perder la lógica de su discurso en Cataluña, donde el tema de la inmersión lingüística ya no va con él, cree ahora que el nuevo Gobierno da esperanza, no ya por su composición sino por obligación.

Estoy de acuerdo con la última declaración de intenciones de Podemos, por boca de Iñigo Errejon: este gobierno continuista no necesita 100 días de gracia, porque ya lo conocemos, al Gobierno, a su líder y a sus políticas. Y yo me pregunto, ¿para tal viaje hacían falta estas alforjas? ¿Para qué nos han hecho sufrir nuestros representantes esta agonía de trescientos catorce días?

El tuerto, más ancho que largo, y fumándose un buen puro, podrá ahora disfrutar el momento. Fiel a su idiosincrasia, hizo bueno lo de aguantar para sobrevivir. Es lo que ha hecho siempre. Ni un paso al frente en toda su trayectoria. Su continuismo ya le hizo perder dos elecciones, como también le llevó a dos victorias; su continuismo ha hecho de España un país que está siempre obligado a remontar, a bailar en la cuerda floja, a vivir en la insulsez, la decadencia y la debilidad diplomática, institucional, económica y de valores. Su continuismo nos ha dado un gobierno continuista. Y su continuismo, si le tocan las narices, le dará la oportunidad de reiniciar el ciclo con nuevas elecciones anticipadas. Todo para seguir sobreviviendo en la mediocridad. Como esto no cambie mucho, tenemos tuerto para rato.