Opinión

El error Sánchez

Rajoy-Leónidas apunta con su espada a un Pedro Sánchez al borde del abismo.

Rajoy-Leónidas apunta con su espada a un Pedro Sánchez al borde del abismo.

  1. Opinión

Por Daniel Ortiz Guerrero

El PSOE, destrozado por el sectarismo imperante en la era Zapatero, cometió un error fatal al elegir como Secretario General, y por lo tanto, líder de la oposición al gobierno de mayoría absoluta de Rajoy a un político de tan poca talla como Pedro Sánchez.

El madrileño era un candidato de buen ver, apto para la exhibición en los medios de comunicación y sin ideales políticos conocidos, ni hazañas, ni experiencia reseñable. Fue elegido con el apoyo de Susana y de Felipe para evitar que el mayor valedor de la política del Tinell, Eduardo Madina, muy alineado con Zapatero, se hiciera con el liderazgo del partido.

El problema de proponer a un candidato de tan poca enjundia, en lugar de que Susana tomara el AVE, o proponer a un candidato temporal de prestigio para reconstruir el partido -tras haber sido reducido a la antítesis política del PP durante la última década- es que te arriesgas que el mismo tenga que gestionar una situación delicada como la surgida tras las elecciones del 20 de diciembre. El PSOE, durante la era Sánchez, ha exteriorizado lo que ya muchos avisamos durante la presidencia de Zapatero: se ha convertido en un problema para España.

Sánchez tuvo en su mano librarnos de Rajoy, poniendo su cabeza como condición para pactar. Tuvo en su mano regenerar la política española, ser vicepresidente, acceder a un gobierno de coalición y reformas en el que él sería de facto el líder del partido sénior.

Sólo tenía que tener la suficiente talla para apartar el sectarismo que le caracteriza y ceder la presidencia del gabinete a un candidato del Partido Popular. Un gobierno de dos años, o de tres, habría sido suficiente para poner en marcha las reformas pactadas con PP y Ciudadanos y consolidar la recuperación económica que acabaría abocando a Podemos a la marginalidad.

Sin embargo, Pedro no tenía esa inteligencia política. Pudo más el Tinell que casi todo socialista de la última hornada lleva dentro. La derecha es el demonio. La derecha contamina. Y además, por qué negarlo, estaba la ambición de alcanzar la Moncloa, aunque fuera a costa de hundir a España y al PSOE. La elección cortoplacista y baja de miras de Sánchez aboca a los españoles a tragar con Rajoy y su inmovilismo una legislatura más.