¿Fue Hermann K. Usener un impostor?

Fotografía de Hermann Usener en 1901/ Wikimedia Commons

Fotografía de Hermann Usener en 1901/ Wikimedia Commons

Por Manuel Asur

En la filología comparada del XIX, cualquier filólogo sensato desechaba la mitología como guía que condujera hacia el conocimiento del origen del lenguaje y la religión. Cualquiera, salvo el asturiano Estanislao Sánchez Calvo (1842-1895) y su amigo alemán Rudolf August Thomas. El primero se enfrentó epistolarmente al célebre filólogo Max Müller y a O. Gruppe, director del Semanario de Filología Clásica de Berlín. Y el segundo, comerciante que dominaba doce idiomas, le apoyaba. Al respecto, se conservan 22 cartas en español dirigidas a Sánchez Calvo y fechadas casi todas en Viena.

El avilesino había escrito dos libros: Filosofía de lo Maravilloso Positivo (1889) y Los Nombres de los Dioses (1885). Fue en este último donde, basándose en el Cratilo de Platón, sostenía que los nombres sagrados, "nomina numina", habían conservado su estabilidad léxica a través del tiempo. Incluso, más allá del documento escrito. Más allá, no solo había azar, había también analogía, asociación y mito. Por tanto, tuvo que existir una estructura mito-onomatopéyica original.

En el Semanario de Filología Clásica (Berlín el 28-12-1885) escribe O. Gruppe sobre el Nombre de los Dioses: "Todo lingüista disfrutaría, con la lectura de este voluminoso libro, de algunas horas de hilaridad (...) Pero quien se esfuerce en ir más al fondo, no dejaría de reconocer en conjunto, un espíritu original, que busca con independencia y singularidad la esencia de la religión y del lenguaje y que, si poseyese formación y criterio, sería capaz por si, reclamar la cientificidad. Desgraciadamente, sólo podemos decir, por ahora, con Polonio: aunque sea una locura, aún hay método en ella".

Sánchez Calvo le responde. Elijo tres líneas: "Dejarían de ser clásicos tercos,(..) si otra cosa dijeran o pensasen. Si la crítica no es una locura, ¿a qué quedan reducidos nuestros estudios de la Universidad y de los Seminarios?"

R. A. Thomas, después de vencer varias dificultades, confiesa haber traducido al alemán y publicado Los Nombres de los Dioses. Una vez en Egipto nunca más se vuelve a saber de él. Sánchez Calvo muere en 1895 y en 1896 aparece en alemán Los Nombres de los Dioses (Göternamen: Versuch einer Lehre von der religiösen Begriffsbildung), pero el autor no es Sanchez Calvo, sino Hermann Karl Usener (1834-1905). ¿Fues H. K. Usener un impostor? Nunca fue traducido al español, ni al francés ni, que yo sepa, al inglés.

El filósofo avilesino, conocido como el Solitario de Avilés, el solitario asturiano, escribió Caro Baroja, era amigo íntimo de Clarín, Melquiades Alvarez, Adolfo Posada y secretario de un ministro de Castelar, su cuñado Manuel Pedregal. Fue y sigue siendo un gran desconocido. El último libro que escribió, aún no publicado: "La elección de fe en el mundo moderno" (1895)