Día de Extremadura

Dehesa, paisaje típico de Extremadura / Flickr

Dehesa, paisaje típico de Extremadura / Flickr

Juan Fernando Ramón Sánchez

Una vez finalizada la liturgia del Día de Extremadura y siguiendo al dedillo la letra de su himno, me gustaría alzar mi voz y llenar nuestro cielo, tan ahumado últimamente, no de banderas sino de pasiones y desgracias, como diría el poeta de Orihuela.

Pasión por una tierra que ha sido y lamentablemente sigue siendo el vagón de cola, de este tren que se llama España y que viaja a ninguna parte, pasión por una tierra llena de contradicciones. La primera en la frente, nuestra patrona, la Virgen de Guadalupe, pertenece a una provincia eclesiástica que no está en la región extremeña y así es, desde hace casi ochocientos años en que fue adquirida por el arzobispo de Toledo, por lo que, en lo referente a la espiritualidad, nos gobiernan desde fuera.

Al igual que fuera se tienen que marchar nuestros jóvenes, movilidad exterior le llamó una ministra de cuyo nombre no quiero acordarme, porque, aunque nos cueste creerlo pese a ser una de las zonas más despobladas de España gozamos de una tasa de paro más alta y una tasa de actividad más baja que el resto de regiones. Con un tejido industrial nimio a pesar contar con buena producción agraria y ganadera que termina en otras regiones procesada.

Es lamentable escuchar como alzan sus voces los agricultores que han tenido que entregar la cosecha de fruta al intermediario, esperando un buen precio del mercado que en ocasiones no llegará, obligándoles así a contratar préstamos para salvar las campañas. Encontrando esa misma fruta a unos precios a veces prohibitivos en los diferentes establecimientos, beneficio que no redunda nunca en el agricultor o ganadero, convirtiéndolos muchas veces en verdaderos héroes al tener que sobrevivir con una economía cada vez más parecida a la de subsistencia.

Aún con este desolador panorama, el pasado año lo cerramos liderando el déficit de las diferentes regiones españolas, sólo nos superó Cataluña. No debemos olvidar que también somos líderes en lo que, a tasas de abandono escolar en la Enseñanza Secundaria Obligatoria, hasta la DGT nos ha señalado con el dedo por la cantidad de puntos negros, tramos donde existe una mayor concentración de accidentes.

Para más inri, según el INE las tasas de riego de pobreza se sitúan en el 29 %, sólo superados por Andalucía y Murcia. A pesar que nuestro himno aclame que Extremadura libre camina, así con este panorama sigue encadenada a un lastre que todavía nuestros políticos no han sido capaces de serrar.