Feliz Navidad

Vasile Cotovanu/Flickr

Vasile Cotovanu/Flickr

Por Félix Jacinto Alonso Holguín, @AlonsoHolguinFJ

La Navidad es tiempo de paz, serenidad, reuniones familiares y de amigos. Los tiempos navideños comenzaron a variar en varias fechas su comienzo y final. Especialmente por razones comerciales, a fin de evitar las aglomeraciones en centros comerciales y ahorrar en productos de temporada.

Recuerdo un establecimiento comercial que, según su propia publicidad, anticipaba el inicio un mes o más... aunque estoy convencido de que su gestión tenía graves problemas de calendario: una semana fantástica de quince en lugar de siete días suponía que algo no iba bien. Normal que esos antecedentes conlleven a un grupo político a fantasear con un catálogo desordenado en su numeración, además de proponer todo tipo de barbaridades, eso sí, a costa del contribuyente.

El año pasado un amigo me envió una felicitación navideña en septiembre:

-¡Felicidades! Este año me adelanto a El Corte... -me decía.

En el verano de 2016 ha sido una empresa de gestión de loterías, quien ha anunciado el comienzo de las navidades en el mes de julio:

-Compra un décimo en tu lugar de vacaciones... -por si acaso, he comprado tres.

Después de un julio caluroso y un agosto madrileño glorioso sin gente en las calles, parece que las navidades de este año están próximas a llegar. El Presidente del Gobierno, en funciones desde finales del año pasado, ha comentado ese suceder, si no consigue salir investido con la confianza del Congreso de los Diputados. A fe que es una empresa complicada, ya que, según la aritmética parlamentaria, ha de conseguir llegar a 176 diputados, sumando a 137 del Partido Popular aquellos que bien puedan en primera votación; en segunda votación bastaría con conseguir una mayoría simple: más “síes” que “noes”, incluso contar con unas cuántas abstenciones... o ausencias. Si cambiaran la perspectiva del Congreso por una Comunidad de Propietarios, seguro que llegaban a algún acuerdo para el mantenimiento de los cimientos, revisar el tejado y comprobar si alguna luz de los descansillos falla.

Hemos ido a las urnas dos veces, dos, en siete meses. He logrado acudir al colegio electoral sin necesidad de consultar cuál es la mesa que me corresponde. También he comprobado que los niños han superado la asignatura de dibujo con aprovechamiento; incluso hay una niña con un acertado uso del color azul pálido del cielo en un hermoso prado. ¡Qué contar de los excelentes productos del huerto ecológico del colegio!

Casualidades o no, si la investidura no se produce, parece que el día 25 de diciembre volveré a comprobar cómo va el colegio frente a mi domicilio. Me he parado a pensar en los estudiantes para evaluar quienes son esos tipos en número de 350, a quién pagamos teléfono, conexión a internet y viajes por 692.444€ estando las Cortes disueltas. Digo yo, si están "disueltos", ¿dónde van? ¿Por qué pagamos nosotros sus viajecitos? ¿No deberían ser ellos quienes paguen sus desplazamientos? Vivir, trabajar e ir en Metro en Madrid no supone ese pastizal. Ellos son los responsables para conseguir los votos como medio de garantizar su siguiente abono de transporte; nosotros no.

He leído los programas electorales dos veces, oído defender sus posiciones a unos candidatos que han subido o bajado sus resultados. ¿Cambiarán los partidos y agrupaciones electorales a sus candidatos si no han conseguido sus metas? Los ideales, proyectos, previsiones, ¿cambiarán esta vez?

-Programa, programa, programa -decía un político hace años.

Si tomamos ese eslogan como bueno, algunos de los candidatos deberían ser relegados de ser cabeza de lista: su ideología y proyectos convencen poco a los electores, dado que no hemos apoyado a uno con mayoría absoluta. Entonces, como el pueblo es soberano y no se equivoca -”los clientes siempre tienen razón”-, la culpa es de los candidatos. Esos “entrenadores” de equipos que no han logrado llevar a ganar a sus compañeros. Al igual que en fútbol, suele ser más barato cesar al entrenador que a 14 jugadores. ¿Se atreverán los partidos políticos a buscar nuevos candidatos?

La principal fecha es mitad de octubre. Somos “uropeos” y, como estado miembro, debemos enviar nuestra previsión de gastos e ingresos en esas fechas a la Comunidad Económica Europea.

Procuren dejar de amenazar con el día de Navidad; sean conscientes que, puestos a convocarnos a los comicios, pueden elegir cualquier día sin ser obligatorio un domingo. Recuerden nuestro amor por la familia, reuniones, viajes, “días tan entrañables” -como suelen decir los Monarcas-, para tener la necesidad de acudir a revisar el pasillo del colegio, decoración de paredes, huerto y el estado del gimnasio donde está mi mesa electoral.

Estos últimos días hemos conocido quien apoya a candidatos pertenecientes a bandas terroristas, condenados por ello y aún pendientes de cumplir sus penas accesorias. Espero que ningún voto vaya dirigidos a ellos, al menos la gente de bien, de los “otros”...