Un nuevo sistema electoral

Por Ramón Villota Coullaut

Si después de dos citas electorales nuestros políticos no son capaces de ponerse de acuerdo y nos vemos avocados a unas terceras elecciones, el problema es de nuestros políticos, que no entienden que la sociedad española es plural y que les solicitamos altura de miras. Sin la crisis y la corrupción el resultado no sería el mismo, y con estas cartas hay que jugar.

Pero viendo que los acuerdos para formar gobierno son tan complicados para unas élites de los partidos que no pueden ver más que peligrar sus puestos, debemos pensar en una legislación electoral distinta, a sabiendas de que muy pocos en el Parlamento la defenderán, y más teniendo en cuenta que requiere hasta una reforma de la Constitución. Esta reforma es el paso del sistema electoral proporcional, en donde los partidos políticos tienen el control, al sistema mayoritario, en donde el candidato tiene una mayor libertad frente al partido político que lo apoya.

Quizás pueda parecer contradictorio en una situación como la actual cambiar de sistema electoral, pero las élites de los partidos políticos no dejan más margen a la ciudadanía que una elección directa del candidato, único, en circunscripciones electorales más pequeñas, para así que el poder de los partidos políticos decrezca y sean los candidatos quienes sean los que resuelvan los problemas de gobernabilidad, haciendo caso fundamentalmente a sus electores.

Podemos ver el ejemplo inglés, en donde la crisis del Brexit se ha saldado en semanas, y Cameron, como antes otros primeros ministros, ha caído por la fuerza de sus propios parlamentarios. Esto, por supuesto, en España sería impensable, ya que nadie osa criticar al cabeza de lista, debido a que el partido político controla absolutamente todo el sistema electoral y con ello obliga a sus distintos parlamentarios a no ser más que sus altavoces, olvidándose de sus electores y de sus circunscripciones, para priorizar a quien realmente le nombra como candidato. Además, ¿realmente sabemos a quién votamos en el segundo o tercer lugar de nuestra circunscripción electoral, no digamos en puestos más alejados de los de salida? No, ni lo sabemos ni posiblemente nos interese saberlo.

El sistema mayoritario, en donde cada candidato debe rendir cuentas a sus votantes, puede dar lugar a que la percepción de la calle se entienda mejor y de una manera mucho más rápida, ya que el candidato tiene un mayor vínculo con su circunscripción electoral, con sus potenciales electores, a los que deberá rendir cuentas en las próximas elecciones.