Intentar ganar perdiendo

Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Albert Rivera, en la Gala de entrega de los 30 Premios Goya/ EFE

Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Albert Rivera, en la Gala de entrega de los 30 Premios Goya/ EFE

Por Miguel Cabrera Jarén

Después de perder más de 1,5 millones de votos Podemos-IU, PSOE y Ciudadanos, un grupo de replicantes, autollamados políticos, intelectuales y activistas, así está el país, “tratan de influir no se de qué manera” en los resultados electorales pidiendo un hipotético gobierno de PSOE-Podemos y Ciudadanos. Algo que ya fracasó estrepitosamente. Huelga decir como es lógico que una inmensa mayoría de esos replicantes son de las dos primeras corrientes y que no ignoran las normas, ni los tiempos marcados por las leyes.

Están en su derecho como cualquier otro español de divulgar sus ideas algo que recoge una constitución que no todos respetan y de difundir su mensaje con nombre y apellidos si así creen que pueden influir, algo que dudo, en los líderes de las tres corrientes o partidos que pregonan. Seguramente podrían haber influido algo más, si se hubieran currado mejor lo de las elecciones buscando de manera más activa más votos, intentando convencer a más votantes con propuestas y razonamientos más convincentes.

Hemos asistido a unas segundas elecciones en las que el único partido ganador con respecto a las anteriores ha sido el PP, que ha obtenido una mayoría minoritaria a millones de votos y decenas de escaños de las mencionadas formaciones.

Ante todo hay que ser democráticos, aceptar los resultados y cumplir las leyes vigentes. En el Manual para Torpes de la Democracia Española la regla principal dice que la mayoría es tener un apoyo más que el otro. Y pone dos ejemplos claros: puedes tener mayoría en el Congreso de los Diputados compuesto de 350 miembros si tienes 176 votos, y también si tienes 135, el contrario 134 y el resto se abstiene. Por lo que se ve muchos españoles no entienden el segundo ejemplo.

Luego viene lo de los números, lo de las sumas y las restas. Las personas no son números. Los políticos, los afiliados, los simpatizantes, los que pasan, los que se pasan, los que no llegan, tampoco.

No se puede menospreciar, descalificar, insultar, negar... al contrario y luego pedirle su apoyo. Detrás de cada formación, de cada idea o ideario, hay ciento de miles o millones de personas que no le van a permitir a esos líderes que lo traicionen. Hay que bajar un poquito la voz y escuchar al que habla porque es la única forma de enterarnos y de entendernos. Y no hablar más de la cuenta cuando no corresponde.

Y cuando seamos capaces de escuchar llegará el momento de hablar unos con otros y buscar soluciones. Y entonces y solo entonces encontraremos el camino para andar juntos tratando de aprovechar esta bendición que ha sido estos resultados, algo que veremos con el tiempo, y que obliga a todos a hablar con todos y a que nadie imponga nada totalmente.

Pero se ve que todavía no estamos preparados. Por muchos replicantes políticos, intelectuales y activistas que lo tengan tan claro.