El peligroso viaje a Toledo por trabajo o turismo

Puerta de Atocha/Ruth L/Flickr

Puerta de Atocha/Ruth L/Flickr

Por David Reigada Prado

Por motivos laborales, hace más de 5 años que soy usuario diario de la línea de autobuses ALSA Madrid-Toledo y viceversa. En los primeros años hubo diferentes problemas con la climatización de los vehículos, con la excusa de que no iban a recargar el aire acondicionado en vehículos de más de 10 años. Pero poco más. Horarios y servicios cumplidos razonablemente.

Esto fue así hasta que el convenio entre el Consorcio de Transportes de la Comunidad de Madrid y ALSA para esta línea fue renovado alrededor del pasado mes de enero de 2016. No sé en qué condiciones se realizó dicha y dichosa renovación, pero el servicio ha sido totalmente desmantelado. Se han despedido o trasladado a conductores, los vehículos siguen siendo los mismos (ahora ya con más de 15 años de servicio), con muchos defectos de seguridad, comodidad y limpieza. Antes de la renovación, el autobús que llegaba desde Madrid a Toledo a las 15.45h tenía 30-45 minutos para prepararse para el siguiente servicio y no salía hasta las 16.30h. A las 16h tomábamos un autobús con conductor descansado, comido y refrescado, que había llegado alrededor de las 15.15h.

Actualmente, el autobús que llega a Toledo a las 15.45h (con mucha suerte) tiene que salir a las 16h de nuevo hacia Madrid, el conductor no tiene tiempo ni para ir al baño o estirar las piernas y a veces sale 15 minutos más tarde porque tiene que respetar el tiempo de descanso que le indica el tacómetro. El retraso de las horas de salida es constante al irse acumulando durante el día pequeños desajustes por el tráfico o el clima, ajena al servicio, conductor o empresa (excusas que contestan al quejarnos en los servicios al cliente de ALSA) pero que no se producían con un mayor número de vehículos/conductores en diciembre de 2015.

Como estas vías de quejarse no funcionan, los pasajeros se quejan con más o menos razón siempre al conductor, injustamente, ya que es uno de los afectados por el problema. El conductor a veces debe ejercer de conductor, cobrador, psicólogo, policía, etc. Su estrés es máximo y eso me genera una inseguridad extrema en el servicio en carretera. Viendo el estrés que acumulan, hasta las faltas de respeto al cliente de muchos de los conductores podría llegar a justificarlas, y no debería ser así.

La línea Madrid-Toledo es de la que más pasajeros transporta, ya que a nosotros, que lo hacemos por motivos laborales, se han de sumar los miles de turistas que visitan Toledo desde Madrid. Desde las 7 de la mañana y cada media hora, sale un vehículo en las dos direcciones y, en la mayoría de los casos, lleno hasta la bandera. La imagen del servicio español del transporte hacia el turista es paupérrima.

Contactar tanto con el Consorcio de Transportes como con la propia empresa ALSA es inútil y se pasan la patata caliente unos a otros mientras nos transportan como ganado (incluso el ganado va a veces mejor para no afectar la calidad de la carne). Es insostenible y más indignante aún cuando se da uno cuenta que esto se ha degradado tras la firma de la renovación del convenio en enero de 2016.

Una de las contestaciones del servicio al cliente es (literalmente): “nuestro sector está regulado y por ello, tanto los horarios de los autobuses como el número de autobuses dependen de muchos factores” ¿Quién es el Regulador? ¿La Comunidad de Madrid? ¿En qué condiciones se firmó el convenio? ¿Le dio la Comunidad carta verde a ALSA para degradar un servicio, que ya daba pingües beneficios, para multiplicarlos aun más en detrimento de los usuarios? He pedido que me faciliten en qué condiciones se firmó dicho convenio y si ALSA tiene carta blanca para el control (o descontrol) de un servicio de la Comunidad de Madrid. Pero es inútil. Me pregunto si todo eso es legal, ilegal o por lo menos alegal y amoral. Y sobretodo peligroso. Si hay un accidente, ¿vendrán los responsables a explicarnos el por qué?

Espero que se solucione por el bien nuestro y del turismo, riqueza fundamental de España. Yo no volvería a visitar un país/ciudad que me trata como ganado.