Un voto bien vale una foto

El líder de Unidos Podemos Pablo Iglesias/Kiko Huesca/EFE

El líder de Unidos Podemos Pablo Iglesias/Kiko Huesca/EFE

Por César Masso, economista, @cesarmasso

Ayer fue un día especial, sin duda. Los resultados de las elecciones ya son conocidos por todos, pero hay que destacar especialmente los resultados conseguidos por Podemos. Si en el 2015 la unión de Podemos-En Comú-Mareas-Compromís-IU conseguía 6.1 millones de votos, seis meses después logra 5 millones. Los resultados de las elecciones son malos: seguimos presa del PP y del PSOE. De la corrupción de uno y de otro. Del desgobierno de uno y de otro. De la partitocracia. Del mirar hacia atrás en vez de hacia adelante. Sí, los resultados son malos, pero podían haber sido peores. España ha podido esquivar a Podemos, y eso es algo que me llena de un alivio enorme.

Me gustaría contarles cómo he puesto mi pequeño granito de arena para librarnos de un gobierno de Podemos y la desgracia que eso supondría para España. Durante la jornada de reflexión, al igual que en muchas otras casas de este país, la hora del almuerzo estuvo dominada por la conversación política. Más concretamente entre un allegado mío, votante de Podemos y yo mismo. Ante lo que vaticinaban las encuestas, el famoso sorpasso, y la posibilidad de que Podemos llegase a tener una posición sustancialmente importante en este país, tenía que hacer algo. Así que mi propuesta a este allegado fue clara: si no votas a Podemos yo votaré lo que tú me indiques.

Sí, incluido el PSOE, madre de la mayoría de los males que ha heredado el PP: la corrupción (que debemos agradecer a Felipe González), la politización de la justicia (favor que debemos al mismo personaje), la fatídica ley electoral, la transformación de la política en algo mediocre (no puedo más que recordar a los ministros de Zapatero o de Felipe)… hasta estaba dispuesto a pasar por ahí. Cualquier cosa antes que el partido que defiende que los asesinos de niños salgan de las cárceles con el pretexto de que son presos políticos. En ese momento, otro allegado mío me hizo otra propuesta: si me hacía un selfie con un apoderado de Podemos, él votaría lo que yo le indicase. Y el primero se unió a la propuesta, no votaría a Podemos si me hacía la foto. Siendo liberal como soy, hacerme un selfie con un representante de Podemos no era plato de buen gusto: ¿quién sabe quién podría ver esa foto en un futuro? ¿Qué le diría yo a un apoderado de Podemos para que aceptase sacarse la foto conmigo? Pero estaba en juego algo más importante que mi reputación, así que emulando a Neil Patrick Harris exclamé: Challenge accepted!

Veinticuatro horas después me acercaba a mi colegio electoral. La mirada fija en mi objetivo, ya a través de la puerta veía a dos representantes de Podemos. Ataque directo, y de frente, no podía dejar escapar a mi presa. Pero, ¿qué decirles para que accediesen al selfie? No podía mentir, pero no podía dejar escapar la oportunidad:

-Hola

-Hola

-Tengo que pediros un favor. Es por una buena causa.

-Dime

-Tengo que sacarme una foto con un apoderado de Podemos, a ver si consigo un voto más.

-Sin problema, con los dos si quieres. Que se vean las acreditaciones.

-No sé si cabremos los tres, a ver…. no, bueno con uno me vale.

Click

-Muchas gracias!

-Nada, a ti.

¡Prueba superada! Había conseguido el selfie sin incurrir en engaño: era por una buena causa y era para conseguir un voto más (aunque no para Podemos). No se pueden imaginar ustedes la sonrisa de oreja a oreja que tengo en dicha foto. No podía dejar de pensar que acababa de evitar que Podemos tuviese un voto más. Inmediatamente envié la foto por whatsapp a mis dos allegados. Minutos después llegaba la primera respuesta:

-¿A quién debo votar?

-A quién quieras menos a Podemos.

Y poco después la segunda:

-Te lo has ganado, no votaré a Podemos.

Así pues, aunque los resultados electorales son malos, hoy no puedo más que sentirme feliz y orgulloso de mi mismo.