Por Rafael Maria Molina Escondrillas
Iniciada la precampaña de cara a las elecciones del 26 de junio, los candidatos de los distintos partidos vuelven a salir (si es que alguna vez se fueron desde el 20D) a la escena pública para pedir el voto. Existe desde hace tiempo una sensación palpable en la sociedad de hastío político. Quizá porque la corrupción ha mostrado la cara más sucia de la clase política. Da la sensación de que los políticos no gobiernan para mejorar su país, región o localidad sino para ostentar el poder.
Dos de las últimas series sobre la política, en este caso la norteamericana, muestran dos perfiles opuestos de un político. En House of Cards el protagonista, Frank Underwood, se sincera en los primeros capítulos con una frase que evidencia su codicia: “La gente cree que con dinero se puede comprar todo. Pero se equivocan. Es el poder lo que te hace rico”. En el otro lado encontramos a Josiah Bartlet, protagonista de El ala oeste de la casa blanca. Bartlet, a diferencia de Underwood, no persigue ni poder ni riqueza. Aspira y quiere aspirar a agotar los ocho años de mandato de los que puede gozar para mejorar el país que heredó.
A veces, como dice Antonio Muñoz Molina, la ficción está más cerca de lo que creemos de la realidad. Lamentablemente, nuestra clase política se asemeja más a Underwood que a Bartlet.