El día que España se convirtió en Irlanda

Por Jaime Calero Gomez-Acebo, Ingeniero Superior Industrial

Empecemos hablando de paraísos fiscales, entendiendo como tales a aquellos países con una carga impositiva inferior al resto de países de su entorno, donde numerosas empresas ubican sus headquarters con el simple objetivo de pagar menos impuestos. En este punto uno pensará: “no me parece bien”, “las empresas deberían tributar donde operan”, “me parece una estafa y una evasión de impuestos”… y hasta aquí podemos estar más o menos de acuerdo, pero ahora mirémoslo desde otro punto de vista.

Nos subimos a una camión y nos vamos de camino a Portugal. En este país el precio del combustible ha subido desde febrero debido a una subida en el impuesto a los hidrocarburos y ahora el precio por litro es mucho mayor que en España, llegando a suponer diferencias de 7 a 14 euros por depósito (cada uno que haga su cálculo pero en mi caso puede llegar a suponer pagar 60€ más al mes). ¿Y qué ha pasado a raíz de esta subida de impuestos? Que el gobierno portugués ha dejado de recaudar 1 millón de euros debido a que el número de ciudadanos portugueses que cruzan la frontera con España para repostar gasolina ha incrementado considerablemente…¿Paradójico no? Subir los impuestos con el objetivo de recaudar más para acabar recaudando aún menos ¡Bienvenidos a la República de Irlanda española! Pero con una gran diferencia. ¿A quién le parece mal ahora? Diría que los mismos empleados de las gasolineras españolas que critican a las empresas con sede en Irlanda son los mismos que en esta situación no critican nada en absoluto. Alguno dirá: “¡Pero si no es lo mismo!”, a lo que yo digo: “¿Estás seguro?” Porque al igual que las empresas operan en España y tributan en Irlanda, los portugueses “operan” en Portugal y tributan en España... ¡Clavadito!

Pero el viaje no acaba aquí… ¿Cómo ha reaccionado el gobierno ante esta situación? Creando unas “zonas francas experimentales” cerca de las fronteras , es decir, zonas donde el “combustible profesional” (el usado por los transportistas) tiene un impuesto fijo inferior al que paga el resto de ciudadanos portugueses con el objetivo de igualar el precio al del combustible español y evitar así la fuga al país vecino. ¿Y qué ha pasado una vez más?

¡Bienvenidos a las pequeñas Repúblicas de Irlanda! Pero esta vez portuguesas y situadas junto a la frontera con España. ¿Porqué digo esto? Adivinen por qué... quizás tenga que ver con que los transportistas portugueses han empezado a desviarse de su ruta para repostar en estas “zonas francas experimentales” y así pagar menos por sus repostajes. ¿A que ahora los empleados de estas gasolineras situadas en las “zonas francas”, que antes se quejaban porque la gente cruzara a España, ya no se quejan? ¡Por supuesto que no! Si ellos salen perjudicados, “¡estafadores!", pero si salen beneficiados, "¡bienvenidos sean!"

Visto desde este punto de vista volvamos a hacernos la pregunta. ¿Qué nos parece ahora lo que hacen las empresas?

Pero antes de contestar hagamos una pequeña reflexión, especialmente aquellos que piensan que no son como los portugueses. ¿Quién no ha estado en Estados Unidos comprando algo que aquí es más caro? O si no, ¿quién no se lo ha encargado a un amigo? Sea cual sea el caso te has convertido en portugués, porque a pesar del factor divisa (el Dólar está más barato que el Euro) el IVA que se paga en Estados Unidos está entre el 2% y el 9% dependiendo del Estado en que te encuentres, es decir, mucho más bajo que aquí (aquí el mínimo es del 10% pero el máximo es del 21%), así que...¡bienvenido al club!

Dicho esto, si las empresas luchan por dar a sus clientes las mejores condiciones y son los clientes los que tienen el derecho de elegir a aquel que le da las mejores, ¿por qué los países no pueden luchar por dar a sus “clientes” las mejores condiciones y éstos elegir el país que mejor condiciones les da?

Un dato: Irlanda, país rescatado, ha bajado los impuestos tras su rescate y ha recaudado 3.000 millones más de lo presupuestado por su gobierno (un 7,8% más) además de reducir su déficit a la mitad y su deuda un 10%.

¿Por qué en lugar de criticar no generamos en España un entorno fiscalmente más atractivo para atraer la inversión? Yo lo se, porque no podemos (más bien no queremos) prescindir del Estado hipertrofiado y sobredimensionado donde hay muchos intereses de por medio.

¡Espero haber ayudado a reflexionar!