Por Enrique Hernández Calabrés
El día no empezaba bien. Lisboa nos tenía preparado un diluvio universal, las calles encharcadas y el viento huracanado no ayudaban y nos hacían temernos lo peor, miedo que aumentaba con la noticia desde España de que se estaba planteando la cancelación del concierto por peligro de tormenta eléctrica. Y vaya que si la hubo... pero venía desde el escenario, donde los teloneros pelearon contra la lluvia y dejaron una autopista de luz en el cielo que más tarde aprovecharía ACDC para llevarnos al infierno.
No defraudaron, es más, incluso sorprendieron, con un Axl Rose espectacular, brillando desde su trono y dejando claro que su incorporación a la banda no fue un error, y un Angus que, como siempre, fue Angus Young, creando un espectáculo brutal de luces, batería, sonido ensordecedor y guitarras... En fin, Let there be rock. ACDC está de vuelta, si es que alguna vez se fue, y deja un conciertazo épico en Lisboa, un comienzo de gira incierta que despejó más dudas de las que había creado y que seguro todos los presentes recordaremos.
IN ROCK WE TRUST!