La delincuencia y la crisis económica

Por Ramón Villota Coullaut

Ahora que la crisis económica parece que está tocando a su fin, recuerdo esos comentarios de lo que va a subir la delincuencia cuando la crisis estaba despuntando. Bien, pues no ha sido así, y ello se debe a que la delincuencia común no tiene tanto que ver como parece con la situación económica, sino a una serie de valores que hacen que se respeten unas mínimas normas de convivencia. De hecho, cuando se habla de progresión delictiva, del hurto -sin fuerza o violencia-, al robo, esto no quiere decir que todos aquellos que realizan hurtos al descuido posteriormente pasen a realizar robos con fuerza en las cosas o con violencia en las personas, puesto que pasar de uno a otro apartado requiere de unas características determinadas que no todos los delincuentes tienen.

La delincuencia se ve afectada por otros factores, y entre ellos no debemos dejar pasar datos como el que la mayor parte de los delincuentes son hombres jóvenes, también de mala situación económica y sin una clara escala de valores, pero fundamentalmente hombres jóvenes. Esto nos lleva a que es en ese sector de la población, que se mueve más por impulsos, en donde hay que centrarse. Y es en este plano donde es fundamental tener objetivos y que estos objetivos sean reales, alcanzables. Y esto hace que la ira, el rencor al otro, dejen de tener sentido para tener una visión más optimista.

Por eso es tan importante trabajar con esos jóvenes, sean o no mayores de edad, para que al final puedan dejar el camino de la delincuencia y aprendan a controlar unos impulsos mediante técnicas que les eduquen en el esfuerzo y en el compromiso individual, no en mirar siempre a los otros en una comparación siempre injusta por irreal. Es decir, centrarse en unos objetivos y ocuparse en conseguirlos. De esta forma, la enseñanza de esta crisis ha sido una rebaja de los delitos en general -debido al envejecimiento de nuestra población- y el mantenimiento de una delincuencia basada en patrones de comportamiento a disminuir, como violencia familiar, lesiones producto de peleas, seguridad vial, etc., que no tienen nada que ver con una u otra situación económica. Por supuesto que esto no quita que la situación económica tenga su efecto en la delincuencia, pero no ha de tenerse en cuenta como el más importante.