Tauromaquia y pedofilia

Por Sigfrido Samet

Hace unos días hubo una gran manifestación en defensa de la tauromaquia, en oposición a quienes pretenden prohibir el toreo. En mayo del 68, muchas pintadas decían: “prohibido prohibir”. Cuanto menos se prohíba, mejor para el libre albedrío de cada cual. Las corridas de toros son una antigua tradición española y no hay que prohibirlas: nadie está obligado a verlas.

Pero, objetivamente, son una cruel exhibición de la tortura y muerte de un animal (aunque se haga de manera “artística”). Y es irónico que sus partidarios se consideren “amigos del toro”. La palabra “pedofilia” significa “amigo del niño”. Pero sería mucho mejor para niños y toros no tener esos “amigos”.