Llaverias i El Mar: Paisajes de evocación y de ensueño

Expo Llaverias i El Mar/Marta Teixidó

Expo Llaverias i El Mar/Marta Teixidó

Por Marta Teixidó, crítica de arte

Entre finales del siglo XIX y hasta 1930, Cataluña vivió una época de expansión económica importante, no exenta a nivel social, de conflictos y miserias. La Historia es testimonio de ello. Sin embargo, el esplendor artístico y arquitectónico ha dejado una huella perenne, de la que afortunadamente tanto catalanes como españoles, y los turistas que nos visitan, pueden gozar contemplando hermosos edificios, magníficos monumentos y excelentes obras de arte, que han traspasado fronteras. Ese esplendor es como lo calificó Artur Ramon, en la exposición que organizó en su galería en el año 2011: La edad de oro de la pintura catalana.

“El título no es arbitrario. La pintura catalana comprendida como escuela independiente y autóctona, vivió su momento de oro en el arco cronológico entre los siglos XIX y XX, cuando nacen dos movimientos culturales de gran importancia: El Modernismo (llamado Art Nouveau en Europa) y el Novecentismo (…)”.

Esta introducción, que pertenece al magnífico catálogo de la exposición que en su momento se editó, es absolutamente imprescindible para comprender la obra de Joan Llaverias i Labró (1865-1938), dentro del Modernismo catalán, y que con motivo de la celebración del 165 aniversario de su nacimiento, y fruto de la colaboración con el Museo del Mar de Lloret de Mar y la Biblioteca-Museu Victor Balaguer de Vilanova i la Geltrú, el Museu Marítim de Barcelona exhibe en el llamado “Espai Mirador”.

Una muestra muy enfocada a una directriz didáctica (se exhiben retratos de amigos y familiares del artista, hay elementos que invitan a dibujar una de sus obras, y otros compendios adecuados a esta función), pero también se pueden contemplar y apreciar una selección de bellas y emblemáticas obras.

Pintor, acuarelista, dibujante e ilustrador, nació en la capital de la comarca del Garraf, realizó sus estudios en la Academia de Bellas Artes Sant Jordi, conocida como la Llotja, y fue el creador del Centro de Acuarelistas de Barcelona.

Dominó la aguada con tal precisión, - era uno de los pocos artistas que sabía hacer correcciones con la esponja - que fue la técnica que mayoritariamente cultivó para plasmar temas marineros y paisajes.

Técnicamente, la extremada habilidad de Llaverías, su viveza de colorido y la pulcritud de su factura, dan a sus obras un sello muy peculiar, lo que le permitió conseguir grandes premios en las exposiciones de Barcelona, y exponer su obra en la Victoria Gallery de Londres, donde curiosamente, presentó paisajes montserratinos y mallorquines.

En la muestra pueden apreciarse un conjunto de piezas de entornos bucólicos y cálidos. Escenas de puerto donde el tiempo no parece transcurrir, y celebración de festividades con damas elegantes y caballeros de buen porte. En todas sus obras se aprecia una pincelada pequeña, precisa, fluida y libre. Excelentes composiciones, perfectamente equilibradas en estructura, y una gama cromática llena de una singular riqueza de matices, con un modo irisado de aplicar el color en entonaciones suaves, y un juego lumínico radiante en algunas piezas, aterciopelado en otras y sereno en unas cuantas, con gran acierto en los celajes.

En su vertiente de dibujante, colaboró asiduamente con la revista Cu-Cut y En Patufet. Ilustró muchas de las novelas del prestigioso novelista, narrador y autor teatral catalán Josep Maria Folch i Torres – de hecho su principal fuente de ingresos era la ilustración – realizó exlibris y fue también profesor de dibujo aplicado a las labores de indumentaria femenina en la Escuela Provincial de Corte, donde destacó por sus notables trabajos de pedagogía artística.

Una personalidad que como indica Joan Domenech i Moner en la presentación del muy interesante catálogo de la muestra: Era alto, fuerte, atractivo (…) siendo su conducta de hombre sensible, tierno y cordial, de convicción cristiana y aire franciscano (…) Era un artista inquieto, ambicioso y luchador, pero de temperamento estable sereno e íntegro (…) Llaverias era el artista de más oficio entre sus colegas.

Una exposición en la que se aprecia sensibilidad, delicadeza, oficio, tenacidad elegancia y distinción.