Por Víctor Llano
Lo han podido leer en este periódico. “El PP de Madrid realizó al menos 12 operaciones de blanqueo durante la mañana del 11M”. A nadie sorprenderá el dopaje, lo que ni en el peor de los supuestos podíamos imaginar es que se dedicaran a blanquear sus trampas la mañana en la que asesinaron en Madrid a 192 inocentes.
No han negado lo que publicó EL ESPAÑOL. No pueden. Prefieren silenciarlo. Cuando leen 11-M pasan la página. No quieren que les recordemos que contra toda esperanza fueron muchos los que creyeron sus promesas de investigar la masacre que doce años después nadie explicó. Simulan respetar las sentencias, lo que no pueden esperar es que respetemos sus promesas. Tienen más trampas que las que blanquearon la mañana del segundo jueves de marzo de 2004.
¿Qué esperar de un grupo de políticos que muestra tan poca empatía con las víctimas? Solo que se vayan o que los jueces los pongan donde aprendan a no despreciar el sufrimiento ajeno. Simularán que olvidaron y mentirán una vez más. Dormirán poco y mal.
Estaban ellos, les tocaba, lo tenían todo, lo dirigían todo, tenían que haber hecho todo por la verdad, podían, era su obligación, pero les resultó mucho más fácil blanquear lo que les sirvió para jugar con ventaja. Ya nada nos sorprenderá. ¿Qué esperar de un tramposo? ¿Qué esperanza de un corrupto? ¿Qué verdad? ¿Qué empatía de un miserable?