El coronel sí tiene quien le escriba

Lilian Tintori, mujer del opositor Leopoldo López/Carlos Garcia Rawlins/Reuters

Lilian Tintori, mujer del opositor Leopoldo López/Carlos Garcia Rawlins/Reuters

Por José Domínguez Ortega, International Senior Advisor Cremades & Calvo-Sotelo

Este Coronel, la negación en persona de todo lo que es un militar profesional y honorable, si tiene quien le escriba: yo, y como yo miles y miles de internautas con mensajes de protesta y condenación en un tsunami viral, en las redes, creo que imparable. No sé a qué arma pertenece el coronel, si es de tierra, mar o aire o tal vez y, sería lamentable, de la Guardia Nacional de Venezuela, la que reitera con orgullo en todo acto, escrito o documento, que “el honor es su divisa”. Este coronel es, urbi et orbi, un insulto y un deshonor para cualquier y todo militar digno y auténtico.

Le deben ya retumbar en sus oídos las palabras “apártate maldito de mi padre… tuve hambre… tuve sed, estuve enfermo” pero Leopoldo sigue preso porque buscó la libertad y por ello fue perseguido, enjuiciado y condenado, contra todo derecho, norma y convención y “el coronel” además se ensañó con su familia: esposa, madre y nietos.

Me pregunto, ¿de dónde salió este coronel perverso? ¿No tuvo madre? ¿Ni esposa? ¿Ni hijos? ¿Ni abuelos? ¿Brotó por generación espontánea? ¿Renegó de todas las mujeres y niños de su familia? Vayan para Antonieta y Lilian, los menores Manuela y Leopoldo Santiago, con mi agradecimiento y admiración mis mejores deseos. Pido a Dios que dé a las dos valientes familias fuerza y consuelo en estos dolorosos tiempos, ya cercarnos al triunfo de la causa de Leopoldo, que borre de las mentes de esos niños toda imagen y recuerdo de la terrible, ofensiva e intolerable humillación que sufrieron Lilian y Antonieta, y que ellos fueron forzados a presenciar. Esta diabólica y terrible acción fue llevada a cabo con premeditación, alevosía, desprecio de sexo y todas y cada una de las circunstancias agravantes que el Derecho Penal estableció desde siempre y para siempre.

Coronel, le recuerdo, por si acaso lo olvidó : “Apártate de mi, maldito, al fuego eterno". (Mateo 25/41).

Me permito sugerir que las familias López y López Mendoza, sean, desde ahora, candidatas “al Premio Nobel de la Paz a las familias” que hasta donde sé, no se ha establecido aún. La familia es el primer objetivo a destruir por los figurantes de esta sociedad del espectáculo, del ruido y la fatuidad, obsesionada por el tema de moda: el recalentamiento global, cuando, en verdad, el problema es el congelamiento moral global. Esta sociedad que se preocupa por el mundo que vamos a dejar a nuestros hijos, cuando, en esencia, lo que debería preocuparnos, seriamente, es qué hijos dejaremos en el mundo por venir para que sean capaces de mejorarlo y hacerlo más vivible en paz y libertad.

Finalmente, una vez más y no me cansaré de repetirlo: libertad inmediata e incondicional para Leopoldo López Mendoza y todos los presos políticos que el chavismo gobernante mantiene en Venezuela