Votantes traicionados (Desde el otro lado del Duero)

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez/Juan Carlos Hidalgo/EFE

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez/Juan Carlos Hidalgo/EFE

Por José María Arévalo Miguel

Todo político en periodo electoral no escatima horas y verborrea en convencer a los votantes de que en democracia lo más importante es que cada uno acuda a votar porque su voto es fundamental para el correcto funcionamiento de la democracia. Y que además, es la única manera de poder decidir el gobierno y a sus representantes cada cuatro años.

Cada uno de los diputados y senadores es elegido por sufragio universal. Los diputados son elegidos en listas cerradas y bloqueadas, y cada senador es elegido en listas abiertas y desbloqueadas, y ambos representan a todos los españoles. Es por lo que al tomar posesión del escaño, este es personal y pueden conservarlo incluso fuera del grupo parlamentario con el que se presentaron.

Pero resulta que esto no es como lo cuentan. Que esto tiene truco. El truco está en que una vez que se les entrega el voto los partidos pueden hacer con el voto incluso lo contrario por lo que se les ha votado. Es decir, el partido hace al final lo que Artur Mas perfectamente ha definido en "politiqués" como: "corregir el resultado de las urnas en una negociación".

Tras las elecciones del 20D, los resultados salidos de las urnas han sido tan dispersos que no han otorgado ninguna mayoría absoluta ni cercana a la absoluta, y ahí es donde entra la falsedad que proclaman los políticos de que el mandato de las urnas ha sido que negocien y se entiendan entre partidos, incluidos los antisistema y los que pretenden derogar la Constitución aun a fuerza de saltarse sus leyes.

Así el partido socialista, como para formar grupo propio en el Senado se exige 10 senadores como mínimo, y los independentistas de ERC y DiL -antigua Convergencia- no los han obtenido, en claro fraude del voto, ha decidido prestarles cuatro senadores, dos a cada uno de los dos partidos, haciendo visible su total apoyo a los que tienen la promesa de iniciar un proceso de "desconexión" de España.

Ante tal felonía, desprecio y retorcimiento del voto dado al Partido Socialista, su portavoz en el Senado e hijo político de "Pepiño", Óscar López, que un día fue diputado al Congreso por Segovia, provincia donde dejo arrumbado al Partido Socialista, al tiempo que dejo la bicicleta para el siguiente -como el del chiste-, y al otro día salir en busca de poltrona a Madrid, ha justificado la felonía diciendo que su partido tiene "discrepancias profundísimas" tanto con el DiL como con ERC, y está "radicalmente en contra" del proceso independentista en Cataluña. Pero como reza el dicho castellano: "una cosa es predicar y otra dar trigo", el Partido Socialista predica sus discrepancias con los independentistas mientras al mismo tiempo les atiborra a trigo, entregando su ayuda y plácet a los que pretenden acabar con la Constitución y la democracia para instalar un imperialismo totalitario como el que imponen en Cataluña.

El Partido socialista desde su nacimiento siempre ha tenido dos almas, la revolucionaria en unión con los separatistas y contra la nación española, y la reformista. Mientras la inmensa mayoría de las veces se ha impuesto la revolucionaria, la de Negrín, Largo Caballero, y la de su fundador Pablo Iglesias -el de la gorra en las fotos-, el que puso las bases: "Este partido estará en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones", y el que en su estreno en el parlamento amenazó de muerte al Presidente Maura: "antes que su señoría suba al poder debemos llegar hasta el atentado personal". La otra, la reformista, la de Besteiro, siempre ha sido minoría y la que avisaba de lo que produciría ese rumbo hacia la bolchevización de Largo Caballero: "nos lleva a la guerra civil sin ni si quiera la posibilidad de ganarla".

Hoy tras las elecciones del 20D, ese partido socialista revolucionario ve de nuevo, en alianza con los independentistas y todo aquel contrario a la nación española, la oportunidad de tomar el poder, y no dejara escapar la nueva ocasión de formar otro frente popular de las izquierdas, el totalitarismo y los independentistas.

La entrega de los votos de los votantes traicionados del partido socialista a los independentistas en el Senado, aunque lo intenten ocultar, tiene un precio. Como decía Roosevelt: "En política, nada ocurre por casualidad. Cada vez que un acontecimiento surge, se puede estar seguro que fue previsto para llevarse a cabo de esa manera". Y el precio de esos cuatro senadores es el camino expedito de los independentistas catalanes para que Pdr Snchz tome la presidencia del Gobierno de España junto con los podemitas y los nacionalistas vascos.