Que nos pregunten

Primera jornada de la visita del juicio por el caso Nóos/EFE/Cati Cladera

Primera jornada de la visita del juicio por el caso Nóos/EFE/Cati Cladera

Por Víctor Llano

Lo pueden leer en este periódico: “pagamos seis millones de euros porque estaba Iñaki Urdangarin". ¿Alguien lo dudaba? ¿Para qué más? ¿Por qué perder el tiempo con informes cuando la decisión ya estaba tomada? Los millones eran de otros, pero eso no les importó ni a los que pagaban ni a los que cobraban. Lo de menos era lo que ofrecía a cambio, lo único que importó era no decirle que no al yerno del Jefe del Estado. “Allá cuentas”, el dinero no era suyo, pensarían los presuntos delincuentes que pagaron con lo nuestro. Quien tenía que saber sabría lo que estaba haciendo el ex jugador de balonmano. Jamás les llamaron para decirles “a ése ni agua”. Por algo pediría la luna quien venía de donde venía. Y se la dieron.

Son sólo dos de otros muchos malos ejemplos. ¿No basta con lo que sabemos del “Caso Nóos” y de las andanzas de Corinna para que alguien nos pregunte si queremos mantener a una familia por los siglos de los siglos? Dicen que mientras funcione la monarquía es mejor dejar las cosas como están. ¿Por qué? ¿Cuánto tardamos en saber de la capacidad de Urdangarin para cobrar lo que cobraba?

Parece otra cosa, es cierto que será muy difícil que Felipe VI permita que le salga otro artista de los malos negocios, pero, y es en lo único que coincido con Pablo Iglesias, "si quiere ser Jefe de Estado en una sociedad democrática, debería presentarse a unas elecciones”. Muchos dicen que las ganaría. Ya se demora.

Algún día tendremos que decidir si queremos una monarquía. ¿Hasta cuándo vamos a conformarnos con votar cada cuatro años? En las buenas repúblicas a los presidentes se les echa con votos, en las monarquías tenemos que esperar a que el Rey decida abdicar en un hijo o en una hija. Todo queda en familia. En la suya. Y encima le agradecemos que se vaya sin tan siquiera pasar por el mal rato de explicar lo que le costaría mucho explicar. Así nos va.

No nos consideramos súbditos y dicen que no lo somos y que hemos crecido, ya siendo hora de que nos pregunten por lo que nos vendieron en un paquete que ya no nos sirve. A corto plazo ni siquiera le servirá a Felipe VI. Lo tiene más fácil que su padre. No necesita de un 23 febrero. Puede tomar él la iniciativa. Le basta con una pregunta. Que nos pregunten.