Ciudadanos y la lucha por el centro

Román Ríos/EFE

Román Ríos/EFE

Por Javier Muñoz Morales (@Pirata_Roberts)

Estando inmersos en la campaña electoral, con debates televisivos de por medio, ataques constantes entre los diferentes partidos y el precio del kilo de propuesta electoral por los suelos, corremos el riesgo de dejarnos engañar fácilmente por este gran andamiaje de cartón piedra que los partidos políticos y sus “estrategas” de comunicación se empeñan en sostener.

Parte importante de ese andamiaje, desde hace ya varios años, es el intencionado desplazamiento al centro de todos los partidos políticos que pretenden ser mayoritarios; PP, PSOE, Ciudadanos o UPyD pelean por hacerse un hueco en ese espacio nebuloso y poco concreto del centro político. Algunos de ellos ya nacieron más o menos centrados, y otros han tenido que ir desplazándose por exigencias del guión electoral. Que lo intenten no quiere decir que lo consigan, como está quedando patente prácticamente a diario.

El centro es ahora mismo, aunque quién sabe por cuánto tiempo, el nombre del caballo ganador en política; un caballo deslumbrante, que deja ver sus bondades, pero que difícilmente permite que se aprecien sus querencias.

Entonces ¿qué es el centro? Por lo propuesto hasta ahora por Ciudadanos y Albert Rivera, que son quienes están capitalizando esa posición centrista, tenemos políticas económicas y sociales medio liberales, medio pragmáticas, medio estadísticas, con la suficiente dosis de estado del bienestar para que esas propuestas no chirríen demasiado a los oídos del respetable, con posiciones y declaraciones muy calculadas en modo estadista de largo recorrido y, ante todo, sin escorarse demasiado a derecha o izquierda, que es lo que hay que evitar a toda costa. En resumen, una vela a Dios y otra al diablo, algo todavía difícil de digerir para las mentes bipartidistas clásicas donde izquierda y derecha siempre han tenido un posicionamiento más o menos claro. Una posición que se mueve en el alambre, entre dos aguas, para llevarse todos los votos posibles de un lado y de otro.

Y mientras Ciudadanos no se cansa de evangelizar con el centro político y la regeneración democrática, aparecen PSOE y Podemos acusando a Albert Rivera y a su partido de “derechosos”. Una vez más los “estrategas” de comunicación haciendo de las suyas para hacer hueco en la zona centrista al resto de partidos.

Esa acusación diaria a Ciudadanos de ser prácticamente la sucursal del PP, ¿es creíble? ¿Se sostiene repasando su programa político?

Si no hacemos caso a los eslóganes y consignas políticas que se acaban convirtiendo en verdades indiscutibles y buceamos en la esencia de los programas, y si desplegamos el mapa político actual, en realidad Ciudadanos se está moviendo en el centro izquierda. Dicho de otra manera, estaría ocupando la posición que el PSOE de Felipe González –corrupción aparte– mantuvo en mayor o menor grado durante sus años de gobierno. Pero con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero y después de Alfredo Pérez Rubalcaba, las ideas socialistas cortaron cualquier cable de unión ideológica con las socialdemocracias europeas y el laborismo de Tony Blair, escorándose más a la izquierda y dando rienda suelta a una reingeniería social muy cercana a la postulada por Podemos e IU.

Es por eso que los “estrategas” del PSOE necesitan mover el tablero de juego y todas las piezas para reubicar su posición e intentar volver a colocarse en el centro izquierda como la única y mejor opción posible, y de paso recolocar interesadamente las piezas de los otros contrincantes, a poder ser sin que se den cuenta; de ahí que, en idioma socialista electoral, Ciudadanos y PP sean lo mismo.

Y Podemos, para quien cualquier simple mención de políticas liberales y de adelgazamiento del Estado implica catalogar a quien lo defienda como la derecha más cavernaria, también se suma a ese mantra generalizado de Ciudadanos y PP son lo mismo.

Y como, en el fondo, Ciudadanos lleva meses con el modo despliegue nacional y pesca de votos activado, ni afirma ni desmiente estas etiquetas que le ponen, porque ahora mismo le conviene más la indefinición.

Lo que quedaría por desentrañar es si el PP, a la luz de su balance de gestión en el Gobierno, se podría identificar, siempre según el idioma socialista electoral, con la extrema derecha. Cada uno que se responda.

Hay que ver de lo que son capaces los “estrategas” de comunicación política. Todo sea por pescar votos.