Operación Sálvese Quien Pueda

Andrea Comas/Reuters

Andrea Comas/Reuters

Por Alejandro Pérez-Montaut Marti (@alejandropmm)

"Operación Ciudadanos". Así se titula el artículo publicado hoy por Javier Gallego para El Diario. Para confeccionar el mismo, ha utilizado el recurso que más gusta entre las filas de los que no comulgan con las ideas de Ciudadanos, que según las encuestas y para desgracia de algunos, cada vez son menos numerosos. Esa idea que tanto se repite día tras día en las redes sociales, es el eje sobre el que gira su texto, y que aunque parezca mentira puede ser resumido en una simple frase: "Ciudadanos es la marca blanca del Partido Popular". Pues bien, con la misma libertad de expresión, defenderé los motivos por los que esa idea carece de sentido.

Para empezar, diré que no por repetir una afirmación, ésta se convierte automáticamente en verdad absoluta. Es más, el utilizar repetidamente un mismo recurso hace que se agote antes de tiempo. Eso es lo que le sucedió en su día a Pablo Iglesias. Recuerdo que los meses posteriores a las elecciones europeas de 2014, en las que Podemos obtuvo cinco diputados y Ciudadanos dos, Iglesias aparecía de forma constante en las tertulias políticas. Mañana, tarde y noche. Todos los programas de televisión estaban ansiosos por entrevistarle. Todos querían tener a Pablo Iglesias en sus respectivos platós. Él aceptaba toda oferta que supusiera salir en un medio. A diario, podíamos ver al líder de Podemos con tu típico ceño fruncido en cualquier canal y a cualquier hora. Yo lo seguía, puesto que desde un principio me interesé por los nuevos partidos que creo necesarios en España. Fue así hasta que llegó un momento en el que me di cuenta de que las tertulias a las que asistía Iglesias se habían "salvamizado". Ya no importaban las propuestas ni el programa electoral, sino que lo que daba más audiencia eran los "zascas" de Pablo Iglesias a Eduardo Inda, la mofa y los enfrentamientos sensacionalistas en los programas a los que era invitado.

Sin embargo, ahora Iglesias parece más apartado de los medios de comunicación. Por lo contrario, durante ese tiempo Rivera no aparecía en televisión con tanta asiduidad como Pablo Iglesias, Iñigo Errejón o Juan Carlos Monedero. Tienen razón cuando dicen que está quemado, pues el líder de Podemos ha explotado su imagen hasta tal punto que ha conseguido que los españoles pierdan interés en ella. No digamos entonces que Podemos ha abierto una senda favorable a otros, sino más bien entendamos que los responsables de comunicación de la formación morada pecaron en su día de ambiciosos, mientras que desde Ciudadanos optaron por otorgar a cada cosa su momento justo.

Por otro lado, diré que me siento muy identificado con las propuestas de Ciudadanos, como muchos otros españoles, a los que no les gusta que les llamen tontos. Es muy difícil entender que haya prosperado un partido de centro que va a ser determinante para ese juego absurdo que tienen la "izquierda" y la "derecha". Es difícil entender que exista un partido que crea que hay que conservar lo que funciona y reformar lo que no. Sobre todo les cuesta más entenderlo a los que quieren hacer saltar todo por los aires.

Cuando muchos españoles conocen el programa electoral de Ciudadanos, llegan a la conclusión de que lo único que pretenden es hacer de España un país próspero, no sólo económicamente, sino también en el ámbito social con propuestas muy coherentes y ambiciosas. Sin embargo, se les acusa de querer dejar fuera de la sanidad a los inmigrantes ilegales. Eso no es cierto, pero algunos no se han enterado aún (o no quieren enterarse) de que los inmigrantes no quedarían excluidos del Sistema Sanitario bajo ningún concepto si gobernase Ciudadanos. La sanidad básica sería igual para todos. Por otro lado, he de decir que Rivera no está en contra del aborto, pero piensa que un aborto supone un fracaso para la sociedad. Y es así, el aborto no es un hecho que se deba celebrar.

En resumen, muchas otras medidas del programa electoral pueden ser distorsionadas por quien es experto en hacerlo, pero Ciudadanos no entra en la guerra de provocaciones en la que entró Podemos cuando se les acusaba de tener afinidad con el régimen venezolano, sino que siguen su camino haciendo oídos sordos a las mentiras sin fundamento.

Después de leer ciertos artículos, noto en algunos periodistas y medios la necesidad de jugar al mismo juego en el que un día Podemos lo apostó todo, perdiéndolo después. Eso me hace comprobar que hay ciertas personas que quieren hundir proyectos e ilusiones a toda costa, pero que al no poder hacerlo se frustran y rompen la baraja.

Por tanto para terminar, aconsejaré a esas personas que cambien de estrategia, pues morir matando no es ni de lejos la mejor forma de vencer.