Los echábamos de menos

Arnd Wiegmann/Reuters

Arnd Wiegmann/Reuters

Por Ignacio Asensi Pallares 

Casi dos años hemos tenido que esperar para ver otro partido entre Rafael Nadal y Roger Federer. La última vez fue el 24 de enero de 2014, en las semifinales del Open de Australia y se impuso Nadal en tres sets.

El de ayer era el enfrentamiento número 34 entre ambos, 23 victorias para Nadal y 11 para Federer. Doblar en victorias al suizo, probablemente el mejor tenista de la historia, dice mucho del nivel y trayectoria del español. Sin duda el único que ha sido capaz de desesperar y superar claramente a Federer cuando este estaba en su mejor momento.
El partido de ayer no defraudó y los dos tenistas dieron lo mejor de si para mantener esta rivalidad dentro de las más grandes de la historia del deporte, del tenis probablemente la más grande.

Federer venció a Nadal por 6-3, 5-7 y 6-3. En general estuvo más inspirado el suizo y con golpes más definitivos que Nadal, pero el español va reencontrando su tenis, y lo más importante su derecha. El arma más definitiva que ha habido en el circuito en los últimos años, y que durante este último año había perdido ese peso y profundidad que hacia dominar a todos sus rivales dió señales de estar volviendo. Y eso son muy buenas noticias para Nadal que va camino de cerrar el año con más confianza y mejores sensaciones, viéndose capaz de competir contra todos, a excepción de Djokovic que por ahora está a otro nivel.

Tras la entrega de premios todo fueron buenas palabras entre los dos jugadores. Ellos también se echaban de menos, son conscientes de lo que ha significado esta rivalidad. Les ha hecho mejores jugadores y han conseguido alcanzar un nivel que seguramente no habrían alcanzado de no haber coincidido los dos en la misma "generación". Ambos se respetan y les gusta encontrarse en la pista.

Esperemos que los podamos ver muchas más veces uno enfrente del otro, y al ser posible en las finales de los grandes.

Aparte el fin de semana nos deja la consagración de Garbiñe Muguruza, semifinalista en el master femenino individual y finalista en el de dobles. Ya está la número tres del mundo y no tardará en ser la número uno, con permiso de Serena Williams.

Pero no todo han sido buenas noticias para el tenis español. Ayer terminó la que parece que va a ser la última edición del Open de Valencia. Una pena, mucho trabajo y mucho esfuerzo para traer el mejor tenis a España, que por problemas económicos se ve obligado a cerrar antes de tiempo.