Por Enrique Ruiz Artiaga
¿A qué esperan todas las fuerzas políticas teóricamente constitucionalistas a tomar una posición común y trasmitir a todos los españoles un mensaje de firmeza ante los nacionalismos, y en particular ante los nacionalistas catalanes, de que los españoles no vamos a consentir que nuestra patria se disuelva como un azucarillo?
Sería muy sencillo una intervención conjunta ante los medios en que dejen meridianamente clara la posición común, y sobre todo la rapidez en la toma de las decisiones para evitar el sinsentido de una declaración unilateral de independencia, o de desconexión con España.
Todos sabemos que las leyes permiten democráticamente actuar de una manera rápida y eficaz en contra de las personas e instituciones que claramente cometan y/o induzcan un delito de sedicion.
Si los únicos medios van a consistir en recursos ante los tribunales, independencia sufriremos. Los nacionalistas no esconden sus cartas, el político que no lo vea no es que esté ciego, es que no tiene remedio.
Estamos a tiempo, y este es un tiempo en que debemos dejar (como ellos) los intereses de partido, unirnos y tener (como ellos) un único objetivo. Defender nuestro espacio común, defender lo que nos costó mucho crear, una patria dentro de un estado que con todas sus imperfeciones nos ha permitido prosperar en paz y democráticamente.