Estados del PP

Por Eugenio Lopez Arroyo

Es sabido que todos los elementos pueden hallarse en distinto estado según su temperatura. Así, el agua resulta ser que tiene en nuestro planeta la condición de estar, con poca variación térmica, presente en estado sólido, líquido y gaseoso. Cada elemento tiene su punto de fusión y evaporación en diferente temperatura, por lo que es muy difícil obtener hierro gaseoso, o hacer sólido el hidrógeno.

Igualmente, el PP actual tiene diferente punto de fusión del que antaño tuvo. Nunca tuvo, bien es verdad, la dureza del Diamante, que hubiera cortado limpiamente el Golpe a Cámara Lenta catalán como un cuchillo la mantequilla. En sus más sólidos momentos tuvo una consistencia, no ya maleable y dúctil como tiene el oro, sino más bien la consistencia pringosa de la melaza. Pero con su "viaje al centro" pasó rápidamente al estado líquido, que supone que en su afán de adaptarse a las formas de su entorno, se derrama y desnaturaliza, y en cuanto alcanzó las cotas del Poder hace cuatro años, se evaporó y se convirtió en gas, llegando por momentos a transformarse en plasma.

Lo bueno de los gases es que no chocan con los elementos sólidos, sino que los rodean cómodamente. Pero lo malo es que, además de no interactuar ni transformar el entorno, tienden a expandirse de tal modo ocupando todo que finalmente lo que predomina es el vacío, que en este caso es ideológico. Finalmente los gases tan ligeros no son retenidos siquiera por la atmósfera y se pierden por completo en el espacio, dejando el lugar libre para que otro elemento, o en este caso otro Partido, ocupe su lugar.