Ni sombra de Amenábar

Regresión de Amenábar

Regresión de Amenábar

Por Gerardo Gonzalo Pérez

Es curioso que el inicio de la andadura de El ESPAÑOL y el retorno de Pedro J. haya coincidido temporalmente con el de Amenábar y su Regresión. Ambos, proyectos muy esperados y retornos deseados, han concitado la máxima expectación en sus respectivos ámbitos. Con El ESPAÑOL sería injusto hacer balance cuando apenas estamos asistiendo a su alumbramiento, pero en el caso de Regresión, el proyecto ya ha sido facturado y empaquetado, y aquí si es pertinente dar un veredicto.

Debo decir que Amenábar ha dado un giro a su excelsa carrera, adentrándose en un territorio por el que nunca antes había deambulado: el de la mediocridad. Hasta el momento, todas sus películas habían sobresalido por su espléndida factura y su voluntad de trascender. Tristemente, en esta ocasión, Amenábar parece desganado, perezoso, y eso lo contagia a una historia anodina, triste remedo de La semilla del Diablo, con unos actores que parecen no aspirar más que a cubrir el expediente y una realización tan ramplona que sirva decir que siendo una película de miedo, ni te asustas, ni te sobrecoges ni, por supuesto, pasas miedo.

Una pena tanta espera, y más triste aún ver un talento como el de Amenábar descender a niveles dignos de un mediocre telefilm de sobremesa. Nunca lo hubiera imaginado. Ojalá no sea este su principio del fin. Sigo esperando el retorno del Amenábar verdadero