El rey de los trileros está en Sant Jaume

REUTERS/Stringer TPX

REUTERS/Stringer TPX

Por Miguel Cabrera

Desde que Mas se presentara a las primeras elecciones en sustitución de Jordi Pujol los separatistas nunca han conseguido llegar al 50% de los votos con ninguna fórmula. Y es a partir de 2010 con la subida de 48 a 62 diputados de CiU cuando le sube la fiebre separatista a un Mas que ante unos gobiernos nacionales que dan la espalda a la ciudadanía de Cataluña somete a éstos a episodios tan vergonzantes como negar la educación en español u obligar a rotular en catalán, además de subvencionar todo lo que huela a catalán que pueda beneficiarle de cara a su lucha por perpetuarse en el poder, mermando continuamente los derechos de los más humildes.

El primer pulso a un Gobierno con los brazos caídos lo pierde en 2012 al bajar de 62 a 50 diputados. Él mismo alienta a sus votantes, sin querer, a que voten a partidos “realmente” independentistas. Y el voto separatista baja en escaños y votos. Sólo hay que echar una mirada a las estadísticas. Mas no se puede presentar ni se presentará otra vez a unas elecciones con su partido en solitario.

Entonces Mas que pasa por Las Ramblas cada vez que va a Sant Jaume y observa a los trileros encuentra la solución. No se trata de que el jugador (votante) apueste por uno de los tres sitios donde pueda estar la bolita que nunca está (independencia), ya que muchos jugadores se van sin apostar al no ver muchas posibilidades, y se le ocurre que apuesten por los tres sitios a la vez.

Él cree que así todos picarán y más si utiliza buenos ganchos. Y va y consigue aglutinar a partidos y entidades que previamente ha regado con subvenciones y promesas de tiempos mejores para ellos, también implica al mayor número de personas que destacan en todos los ámbitos de la sociedad en una movilización sin precedentes. Lo tiene todo a su favor: es el jefe y el cajero. Y los convence para que lleven su bandera y que él quede rezagado en un cuarto puesto, pero con una condición: seguir siendo el jefe, evitando el cuerpo a cuerpo con los contrarios ya que el desgaste de su partido le haría perder.

Y llega el 27S. Y sorpresa. Los votantes otra vez evitan al trilero. No ganó ni con ganchos de lujo. Menos escaños y menor porcentaje de votos. No hubo balcón. Ni pronunciamientos. No hubo nada como no lo hay debajo de los cubiletes de los trileros de Las Ramblas.

Sólo espero que los catalanes y los que no son catalanes que viven en Cataluña reaccionen también en su vida diaria y no se dejen pisar y les exijan al Gobierno central de turno que vele por sus derechos y por el cumplimiento de unas leyes que han sido arrinconadas en Cataluña durante muchos años.

Y por supuesto que a Mas, el rey de los trileros, lo desalojen de Sant Jaume.