Los intangibles

Rudy Fernández intenta robar la pelota a Marko Simonovic en un partido reciente.

Rudy Fernández intenta robar la pelota a Marko Simonovic en un partido reciente. EFE

Por José Luis Cuadrado

Las últimas victorias en la fase de grupos de la Euroliga y la tranquila marcha en la ACB han sido espejismos que frágilmente han ocultado las carencias del Real Madrid. Desde las inaugurales derrotas ante Unicaja en la Supercopa y ante el Valencia en la Liga, los blancos han sido débiles con los fuertes y fuertes con los débiles. Aunque esto no es del todo cierto: los ya eliminados Bayern de Munich y Estrasburgo pueden dar testimonio de lo cerca que ha estado el Madrid de la debacle.

Los de Pablo Laso son hoy un equipo blando en defensa y amazacotado en ataque. El pasado domingo el Barcelona mostró la exacta magnitud del socavón donde se encuentra el hasta hace poco campeón de todo. La facilidad con la que Samardo Samuels cortaba la mantequilla en la zona rival sólo era superada por la soltura con que Satoransky la extendía.

La perdida de frescura en un equipo se observa en eso que los entendidos llaman “los intangibles”: estar en el sitio adecuado para recibir el balón tras los bloqueos, la perfecta coordinación entre las manos del base y las piernas del pívot en el “alley oop”, intuir la línea que va a describir un balón antes de que llegue al receptor…

Cuando hablamos de aquello que no es posible cuantificar tenemos que hacerlo de Rudy Fernández y lo que su baja está afectando a sus compañeros. El mallorquín ha conseguido la atención de los focos por ser un excepcional anotador, pero lo que lo ha hecho codiciable para cualquier entrenador ha sido su filosofía de juego, que se resume en intensidad, aplomo y valentía. Puede salir de un partido con sólo dos canastas, pero seguro que ha desquiciado el ataque rival con un festín de manos rápidas y saltos por encima del contrario. No rehúye el tiro final ni el primer encontronazo.

Ahora Sergio Llull, renqueante durante toda la temporada, es duda para los próximos partidos de Top-16 y Liga. Otro jugador que ha hecho de la vehemencia y el desafío el eje de su juego. Sin ellos el Real Madrid sufre en las transiciones y se bloquea en los contraataques. Es tiempo de que el Chacho se multiplique, Doncic crezca y Ayón coja los galones que han quedado sobre el banquillo. Y así olvidarán los aficionados su decepcionante partido contra el Barcelona.

Laso tiene un problema. Las cabezas y las piernas de sus jugadores no están en perfecta ecualización. El Brose Baskets Bamberg, el primer rival en la reentré europea, presenta una estructura más rocosa que sus paisanos del Bayern. Melli, Zisis, Wanamaker y compañía son hoy una dura prueba para un Madrid disminuido en jugadores, juego y ánimo. Ya veremos si el fichaje de K. C. Rivers mitiga en parte las deficiencias en el tiro exterior y en la defensa. Otro que tiene que venir a sumar para que aquello que no se anota en las estadísticas tenga su reflejo en el tanteo final.