El año que viene

Año nuevo

Año nuevo

Por Sigfrido Samet

Cuando viajamos en el metro, solemos pensar: "¿Cuál es la estación que "viene"?" Pero no viene; somos nosotros los que vamos hacia ella. Del tiempo poco sabemos, ya que, como dijo San Agustín: "¿Qué es el tiempo? Si no me lo preguntan, lo sé; si me lo preguntan, no lo sé".

Cuando se atraviesa la "3ª edad", y se entra en la 4ª, como es mi caso, algunos tienen sensaciones angustiosas: la vida se les escapa entre los dedos. Seguramente están pendientes de lo que no pueden hacer, de las facultades que han perdido. Creo que si una persona siente placer en hacer algunas cosas, disfrutará intensamente el tiempo que le quede. Al menos, esa es mi experiencia. Me encanta leer, y también escribir. Como nuestro mundo es creado por las palabras, aprendo mucho comparando los léxicos de diversos autores.

El problema es la necesidad de elegir: me gustaría leer a Proust, pero dudo que mi tiempo alcance para leer más de lo que tengo ya en casa (últimamente volcado en economía). Tengo cada vez menos interés en la TV y creo que se debe a la pasividad del espectador. Lo que me satisface es poder crear, por modesto que sea el resultado. Hago muchos "experimentos" culinarios, algunos muy interesantes y que resultan útiles. Y también de muchos otros asuntos que se presentan sólos. Por ejemplo, tenía tres cajitas de pomada para calzado, compradas hace muchos años: ya estaban secas. Las mezclé en un recipiente y les agregué aguarrás. Santo remedio.

Por supuesto, para tener felicidad hace falta amor. Se podría decir que para ser amado hay que empezar por amar. No siempre es así; sin embargo hay muchas personas buenas y afectuosas en el mundo. La cuestión es tener la posibilidad de encontrarlas y la sensibilidad para percibirlas. ¡Deseo muy feliz año nuevo a todas esas personas!