Una persona cocina una sopa.

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Nutrición

El alimento con fama de inocente en España que los urólogos piden evitar para no dañar tus riñones

El exceso de sodio en la dieta tiene su origen en el consumo de alimentos procesados y los españoles cada vez somos más dependientes de ellos.

16 abril, 2024 02:21

La madre de Rigoberta Bandini siempre tenía caldo en la nevera y seguramente se deba a que es muy útil en la cocina. No sólo te apaña una cena en minutos si lo calientas y le echas unos fideos, sino que es un ingrediente más de multitud de platos a los que aporta sabor. Como siempre, lo mejor es que lo cocinemos nosotros mismos con verduras frescas e ingredientes saludables, pero la gran mayoría sucumbimos a los del supermercado, en sobres o en pastilla, que vienen preparados. ¡Ojo! porque los expertos lo desaconsejan.

Estos productos están concentrados y deben volver a hidratarse con agua. Por eso, si observamos su etiquetado nos llamará la atención la cantidad de sal que llevan, que puede superar hasta la mitad de su composición. Si bien esta proporción de sal se reduce considerablemente cuando el concentrado se diluye en agua, los expertos advierten de que tomar estos productos conlleva un alto consumo de sodio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que no deberíamos tomar más de cinco gramos de sal al día. 

"La mayoría del sodio que comemos procede de alimentos procesados, envasados o de restaurantes. Sólo una pequeña parte procede de la sal de mesa que echamos en nuestros platos al comer o al cocinarlos", explica el portal estadounidense Healthline. Si bien el sodio en cierta cantidad es importante para el ser humano, si abusamos de este mineral podemos desarrollar problemas de salud. En este sentido, no sólo las personas con tensión arterial alta son las que restringen los alimentos que tienen demasiada sal.

Dos problemas para el riñón

También los urólogos piden a sus pacientes que eviten los alimentos que contienen mucha sal, como son estos sobres o pastillas de caldo. La sal puede ser responsable de dos problemas para los riñones, según explica Action on salt, un organismo creado por la Universidad Queen Mary de Londres para reducir el consumo de sal en la población británica. El exceso de sal en la dieta es que descompensa el equilibrio que debe existir entre sodio y potasio para que los riñones funcionen adecuadamente. Y esto nos predispone a sufrir una nefropatía.

"Una dieta con un alto consumo de sal altera este equilibrio en el sodio, haciendo que la función del riñón se reduzca, elimine menos agua y dé lugar a una presión sanguínea más alta. Esto aumenta la presión en los riñones y puede conducir a sufrir una nefropatía", explica Action on salt en su página web. Además, también sostiene el organismo que se ha observado un aumento de proteínas en la orina de las personas con dietas con una elevada presencia de sodio. Todo ello compromete la función del riñón que en última instancia podría llevar a un fallo renal.

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Aparte de estas nefropatías, este organismo alerta sobre la capacidad de las dietas altas en sodio de generar piedras en los riñones. "Además de comunes, las piedras en los riñones son dolorosas y pueden causar náuseas, dificultad para orinar y pueden progresar en una nefropatía si se produce una obstrucción", señala el organismo. Aunque la formación de estas piedras está más asociada con el calcio, las altas cantidades de sodio pueden, a su vez, ser responsables de que su presencia en los riñones sea mayor.

Por un caldo saludable

Lo mejor es evitar el consumo de estos productos. Elaborar caldos caseros puede resultar más laborioso que simplemente comprarlos y prepararlos en casa. Sin embargo, es posible cocinar una cantidad alta y conservarla en el frigorífico unos días o en el congelador durante unos tres meses. En los caldos de verduras se suelen usar ajos, cebollas, puerros, apios o zanahorias, pero en realidad se puede ir elaborando variaciones que aportaran sabores diferentes. 

De la misma manera, se pueden dorar los ingredientes antes en la sartén y añadir especias, hierbas, vino o carnes para aumentar su sabor. Dentro de estas últimas, las más típicas suelen ser la carne de pollo o la carcasa de este animal o el jamón y sus huesos. Después se cubren los ingredientes con agua y se deja cocer en una olla normal durante una hora o en una olla rápida durante 30 minutos. Si lo haces en fin de semana, tú también tendrás siempre caldo en la nevera.