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Cada año, miles de personas llegan a España en busca de un futuro mejor. Muchos lo hacen con poco dinero, sin conocer el idioma ni la cultura, y con la responsabilidad de enviar apoyo económico a sus familias en su país de origen.

Irma, una ecuatoriana, es un ejemplo de esta lucha. Dejó atrás a sus dos hijas para intentar abrirse camino en España, enfrentándose a la incertidumbre y a las dificultades económicas que todo ello conlleva.

Al llegar, trabajó como interna en casas, un empleo exigente y, a veces muy solitario, gracias al que pudo enviar casi todo su dinero a Ecuador.

Sin embargo, pese a los pocos frutos que veía en su día a día, tal y como detalla en el podcast Íkualo, nunca perdió su objetivo. "Si me voy a otro país, trabajaré en lo que sea, pero voy a salir adelante como sea", decía antes de venir.

Tras 15 años de trabajo duro en limpieza, ahorrando y planificando, Irma decidió arriesgarse y tirarse a la piscina de emprender.

Y a diferencia de muchos que tienen claro su objetivo, no llevaba años pensando en el negocio de su vida. La inspiración le llegó de algo tan simple como la comida. "Puedes dejar de ir a bares, puedes dejar de bailar, pero nunca de comer", pensó.

Así nació Fruty Mix, su primera frutería con frutas y productos de origen latino, que implantó su nombre por pura casualidad. Y es que el apodo de este pequeño negocio surgió sobre la marcha en el momento de registrarlo: "Bueno, póngame Fruty Mix".

Sin embargo, a pesar de que llevaba más de una década trabajando, para abrir su negocio, necesitó financiación.

Tras solicitarlo, el banco le otorgó "un préstamo de 50.000 euros", y cuando los gastos del local aumentaron, recibió "otros 20.000".

Al principio, los pagos mensuales de más de 1.800 euros eran abrumadores, hasta que consiguió refinanciar la deuda y reducir sus cuotas a 300 euros al mes. "¡Eso fue una maravilla!", recuerda con una sonrisa.

El crecimiento de Fruty Mix llegó gracias a las redes sociales. Un video mostrando el zapote, una fruta poco conocida en España, se volvió viral y atrajo clientes de toda la península.

Hoy, gracias a este boom, Irma tiene tres tiendas y una clientela muy fiel, convirtiendo su historia en un ejemplo claro de perseverancia.

Y es que como bien detalla esta empresaria, "el trabajo no te va a tocar la puerta. Tú le tienes que tocar a él", demostrando que, con esfuerzo, paciencia y mucha seguridad, es posible empezar de cero para llegar a lograr el éxito.