Más de diez subidas de los tipos de interés en menos de un año no han pasado desapercibidas: la economía estadounidense se enfrentó a una crisis financiera. Aunque el primer trago en forma de quiebras bancarias fuera atajado por el programa de rescate de la Reserva Federal (Fed), la raíz del problema no se resolvió.

Los bancos regionales siguen sufriendo las consecuencias de una política monetaria restrictiva. Y no son los únicos. Las pérdidas no realizadas de Bank of America, la segunda institución financiera estadounidense por activos, ascendían a más de 100.000 millones de dólares al final del primer trimestre. Todo por apostar en el mercado de bonos en el peor momento.

Pero la responsabilidad no es sólo de la inadecuada gestión del riesgo, sino también de la Fed. En un intento de salir de la crisis coronaria, el regulador enganchó a la economía a la droga del dinero barato en forma de tipos de interés bajos y flexibilización cuantitativa (QE). Ahora la cuestión es cómo salir de ella sin hundir la economía.

El regulador enganchó a la economía a la droga del dinero barato en forma de tipos de interés bajos y flexibilización cuantitativa

En otras palabras, cuando llegó el momento de volver a la cruda realidad, resultó que el sistema no podía funcionar correctamente y, tarde o temprano, los datos del mercado laboral y de la vivienda, así como del calendario económico en su conjunto, lo reflejarían. No sólo lo dicen los analistas independientes, sino también los de la propia Reserva Federal.

Según un reciente estudio del regulador, debido a la estricta política monetaria, un preocupante número de empresas con problemas corren el riesgo de quebrar. Más concretamente, cerca de un tercio (37%) de las empresas no financieras atraviesan actualmente dificultades.

***Igor Kuchma es analista de Trading View.