No hay duda, el Banco Central Europeo subirá los tipos de interés. La incógnita es cuando y en qué cuantía. Acaba el periodo de las cigarras, empieza el de las hormigas.

Las aguas vuelven a su cauce. El dinero volverá a tener un precio razonable. La anomalía de tipos de interés nulos e, incluso, negativos se acaba.

La renta fija volverá a rentar. La renta variable sufrirá al principio (ya lo está notando) y luego se recuperará en función de sus expectativas de rentabilidad. Es lo sensato. 

Los bancos subirán los tipos a sus operaciones de activo y, poco a poco, volverán a pagar por los depósitos. Su margen financiero se restablecerá.   

Los ahorradores (las hormigas) verán recompensada su virtud y recibirán intereses por sus depósitos. Los alegres gastadores (las cigarras) tendrán que pagar más por los créditos conseguidos para cubrir sus necesidades.

Las hormigas verán recompensada su virtud y los alegres gastadores (las cigarras) tendrán que pagar más

Es lo razonable. Lo absurdo era la situación creada por unos tipos de interés excesivamente bajos o negativos para animar la economía.

El problema es que los bancos centrales se pasaron de frenada. La liquidez acumulada es enorme. Al principio no influyó en la subida de precios. No aparecieron tensiones inflacionistas graves. Era debido a la debilidad de la demanda o a que la innovación bajó los costes de producción.

Sin embargo, tarde o temprano tenía que aparecer la inflación. Poco a poco la demanda, alimentada por créditos baratos, tenía que crecer y creció. Además, circunstancias como la pandemia redujeron la producción y los problemas de suministro retuvieron más la oferta. Finalmente, los precios subieron.

Era lo esperable por esa política. Durante mucho tiempo los expertos avisaron de las consecuencias del quantitative easing (programas de estímulo) y los tipos de interés nulos o negativos. Anunciaban que tarde o temprano subirían los precios. Pero ante la contención de la inflación se fueron callando. Sin embargo, en economía, tarde o temprano si hay aumento de la masa monetaria, y no se crece, los precios suben.

Por eso la presidenta del BCE, la Sra. Lagarde, afila sus uñas. Su zarpazo creará dificultades a muchas empresas que verán aumentados sus costes financieros. Las que estén muy 'apalancadas' (en términos técnicos, endeudadas) lo pasarán mal.

Por eso, se puede alabar la política de Álvarez-Pallete, empeñado desde que accedió a su presidencia de Telefónica en sanear la compañía. Es decir, vender activos para reducir endeudamiento.

La subida de tipos de interés, por contra, será buena para los ahorradores. Tardará un tiempo. Pero en unos meses veremos cómo los depósitos a plazo, e incluso a la vista, remuneran algo a sus propietarios.

La subida de tipos de interés, por contra, será buena para los ahorradores

La incógnita es qué pasará con los gobiernos endeudados ¿Cómo responder a la subida del pago de intereses sin entrar en un exceso de déficit público? Solo hay una respuesta: reducir los gastos públicos. Subir los impuestos en periodo de crisis económica es contraproducente.

Es lo que debería hacer el Gobierno de España: reducir gastos en el Presupuesto. Sin embargo, como está en el lado de las cigarras (gasto público superior al 50% el PIB) no lo puede hacer. Tendría que cambiar su ADN. Algo que solo puede ocurrir si hay elecciones generales adelantadas. Cómo ocurrió con Zapatero.

Sánchez esta en la misma situación que Zapatero al final de su legislatura. Entonces Zapatero, víctima de su política económica, no tuvo más remedio que negociar con el PP el pacto de estabilidad presupuestaria en el verano de 2011. Algo contrario a sus políticas de derroche. Pacto que el electorado no perdonó al PSOE.

Se puede contrargumentar que la situación en Europa es distinta. No está Merkel y Macron, el nuevo líder de la UE, se encuentra en la misma situación presupuestaria que Sánchez con una deuda pública del 118% del PIB francés.

No obstante, lo mismo que la inflación acabó llegando, el desprestigio del Gobierno español será tanto más grande cuanto más alargue la legislatura.

Cuanto más tarde Sánchez en convocar las elecciones generales más votos perderá el PSOE. Pero la composición parlamentaria mantiene artificialmente a este Gobierno. Con respiración asistida.

Se comprobó este jueves, ante las dificultades para aprobar el decreto de medidas contra la crisis. Es solo un indicio de las que le esperan, independientemente de las circunstancias de la operación 'Pegaso'.

*** J. R. Pin es profesor del IESE.