El mundo blockchain y el de las criptomonedas han recorrido un largo camino en los más de 12 años transcurridos desde que Satoshi Nakamoto publicó por primera vez el libro blanco inicial del bitcoin en 2008, en plena Gran Crisis Financiera. En el mismo año de la caída del banco estadounidense Lehman Brothers, el de la crisis hipotecaria y el de las fuertes subidas de la tasa de paro, se publicaba el libro que podría dejar obsoleto todo el sistema financiero existente.

Aunque se ha avanzado mucho desde 2008, el mayor problema, el trilema del blockchain no ha sido resuelto todavía y sigue constituyendo un freno importante para el desarrollo del sistema hoy en día.

Para que cualquier sistema blockchain funcione realmente como una útil base de datos descentralizada, debe contar con tres características esenciales: seguridad, descentralización y escalabilidad. Sin embargo, el trilema establece que, la mayoría de las veces las tecnologías blockchain se verán obligadas a sacrificar uno de estos aspectos en aras de los otros dos.

La estabilidad de precios es uno de los pilares más importantes de una moneda y el bitcoin nunca la ha conseguido

La mayor criptodivisa, el bitcoin, es segura y descentralizada pero, en lo que a escalabilidad se refiere, presenta enormes inconvenientes. Dependiendo de ciertos factores, el bitcoin solo logra entre cinco y 15 transacciones en cadena por segundo, un resultado muy alejado del necesario para que pueda funcionar como una solución útil de pago global.

Visa y Mastercard ya son capaces de procesar decenas de miles de transacciones por segundo. A pesar de que el bitcoin cumple con dos de las tres características necesarias, no todas las criptomonedas basadas en el sistema de prueba de trabajo (proof-of-work) lo hacen. Feathercoin, vertcoin, bitcoin gold, verge, grin, firo e incluso ethereum classic han sufrido ataques del 51% en el pasado.

Muchas de las pequeñas criptomonedas basadas en el sistema de prueba de trabajo operan en un entorno en el que están absolutamente descentralizadas, pero en el que, tanto su escalabilidad como su seguridad, no están del todo garantizadas.

Esto explica la desaceleración de las inversiones relacionadas con la tecnología blockchain, no solo de forma puntual, sino más bien como una tendencia que se mantendrá en el futuro.

Ha sido un año salvaje para el bitcoin. En primer lugar, se vendió incluso más que la renta variable durante el periodo de venta provocado por la crisis de la Covid en marzo de 2020.

Una vez más demostró que tiende a comportarse de forma más parecida a un activo de riesgo que a un refugio seguro como los bonos del Tesoro de EEUU o el oro. A partir de ese momento, comenzó a repuntar y alcanzó nuevos máximos históricos, antes de volver a descender con rapidez recientemente.

El bitcoin tiende a comportarse de forma más parecida a un activo de riesgo que a un refugio seguro

Si bien muchas personas son conscientes de la gran caída del valor del bitcoin y otras criptomonedas durante 2018, es importante recordar que este no fue "el único rodeo" que sufrió el criptoactivo en sus aproximadamente 12 años de historia. En tres ocasiones, o aproximadamente cada cuatro años, la más prominente de las criptodivisas experimenta un retroceso de pico a valle del 70% o más.

La renta variable sólo ha vivido un retroceso semejante en todo el siglo pasado, tras el pico de 1929. Por supuesto, las acciones tampoco han mostrado la tasa de crecimiento anual compuesto del bitcoin durante los últimos 12 años, o en cualquier marco de tiempo de 12 años durante el último siglo.

Aunque el reciente descenso es realmente muy llamativo en términos de dólares, históricamente hablando, no es especialmente significativo en términos porcentuales. La clave es que el bitcoin no sólo ha mostrado un perfil de rentabilidad extremadamente alto, sino que lo ha hecho con niveles de riesgo muy elevados y con importantes caídas temporales.

La volatilidad del bitcoin está impulsada casi por completo por la demanda, y como la criptomoneda no está vinculada a ningún valor del mundo real, el lado de la demanda coincide prácticamente con el sentimiento del mercado. El mismo sentimiento del mercado, a su vez, es el resultado de la historia en la que más confían los participantes del mercado.

Por lo tanto, no es de extrañar que las declaraciones de importantes reguladores o incluso los tuits de personas famosas, como Elon Musk, puedan tener implicaciones importantes en el precio del bitcoin y, por lo tanto, hacer que la criptodivisa sea extremadamente volátil. Durante 2017, se impuso la idea de que "el blockchain podría cambiar cada faceta de cómo operan las compañías, tenemos que comprar cripto ahora mismo". Como resultado, el bitcoin se multiplicó por 20.

Cuando la historia cambió a "dónde están todos los casos de uso revolucionarios prometidos, tal vez blockchain no es el futuro", el precio cayó de alrededor de 20.000 dólares a aproximadamente 3.500 dólares.

La volatilidad del bitcoin está impulsada casi por completo por la demanda

Si avanzamos en el tiempo, el discurso se convirtió en "los bancos centrales están desquiciados; están imprimiendo dinero en un esfuerzo de alivio del coronavirus; necesitamos utilizar el bitcoin para protegernos de la inflación", y el precio volvió a alcanzar niveles desorbitados. Las recientes preocupaciones sobre la prohibición de las criptodivisas en China para el uso de pagos y las cuestiones sobre el impacto medioambiental han provocado que la percepción general vuelva a ser negativa.

Como resultado, el precio ha oscilado fuertemente a la baja. Aunque el sentimiento del mañana es casi imposible de predecir, es probable que el bitcoin reaccione con fuerza y, por tanto, continúe mostrando niveles de volatilidad que consigan incluso que la renta variable de los mercados emergentes sea percibida como un activo estable en comparación con la criptodivisa.

La enorme volatilidad experimentada por el bitcoin pone de manifiesto su fracaso como moneda de reserva de valor. Pocos quieren utilizar un método de pago para las transacciones cotidianas que presenta oscilaciones de valor tan llamativas como el  bitcoin. La estabilidad de precios es uno de los pilares más importantes de una moneda y el bitcoin nunca ha sido capaz de conseguirla en sus más de 12 años de historia.

Desde nuestro punto de vista, dado que el valor de las criptomonedas está fundamentalmente impulsado por los efectos de red, estas siguen siendo principalmente un activo especulativo para los inversores amantes del riesgo que no temen la volatilidad extrema, más que un verdadero refugio seguro.

***Alexander Ruchti es analista Next Generation Research en Julius Baer