Lo de la Ley de Riders y el abuso del Decreto-ley para imponerla ha sido el "aviso a navegantes". Muchos empresarios y asociaciones de ellos encuadradas en la CEOE empiezan a pensar que los consensos de la ministra de Trabajo se logran solo cuando la parte empresarial cede.

Este Gobierno está con los sindicatos y ¿los representantes de la patronal afectados por el "complejo de la derecha vergonzante"? Algo que ya ha pasado de moda después del revolcón que Ayuso ha dado a los progres del Gobierno. De manera que ya hay voces dentro de Diego de León (la casa de los empresarios) que dicen que se han pasado "de negociadores".

Desde el voto en contra del sueldo de Goirigolzarri, al anuncio de que se va a cercenar la utilización de las subcontratas la izquierda del Gobierno progresista empieza a sacar sus uñas.

Quiere arañar todo lo posible para poner en marcha sus máximas electorales; recuperar el empuje del 15 de mayo de los indignados de la Puerta del Sol de 2011. Ya lo dijo la ministra y vicepresidenta señora Díaz, "ahora empieza la legislatura". ¿Qué significa?

Significa que piensa aplicar sus teorías radical-comunistas (la ministra lo es). Para ello va a intentar reformar la Reforma Laboral de 2012 en la línea que desean los sindicatos: eliminación de la autonomía empresarial en los convenios colectivos; recuperación generalizada de la ultractividad de los mismo, o sea, que sigan vigentes mientras no haya acuerdo; endurecimiento de los contratos laborales para que se refuerce la figura de los indefinidos; …

También va a intentar reducir la flexibilidad de las empresas (cómo lo hace la Ley de Riders) dificultando las subcontrataciones. Unos intentos que no quiere Bruselas e incluso denuncia el Banco de España.

Este último propone dos reformas contrarias: reducir el coste de los despidos y la adopción de la llamada 'mochila austriaca' para flexibilizar el mercado de trabajo y, a la vez, mantener la defensa de los derechos laborales. Ello porque con la reducción de los costes de despido los empresarios estarán más proclives a contratar, dado que baja la "hipoteca laboral" de los salarios; y con la 'mochila austriaca' los empleados estarán más dispuestos a cambiar de trabajo "al no perder la antigüedad", dado que la indemnización se traslada de una empresa a la otra aunque se vaya voluntariamente.

Claro está, que estas dos medidas deben ir conjuntas. Si no se baja la indemnización, la 'mochila austriaca' supondría un aumento de los costes salariales que iría contra la competitividad de las empresas españolas en un momento en el que tienen que moverse en un mercado global.

Si no se baja la indemnización, la 'mochila austriaca' supondría un aumento de los costes salariales que iría contra la competitividad

No se ha oído nada de esto como propuesta de la CEOE que sin propuesta propia juega a lo que le marcan los otros agentes sociales (sindicatos) y el Gobierno. En una mesa de negociación sin posturas propias lo único que puedes hacer es aceptar las propuestas contrarias. Eso supone reconocer a la izquierda como poseedora de la verdad. Lo mismo que había pasado hasta ahora en política hasta que Ayuso sacó su lema: libertad.

La libertad con mayúsculas empieza por la economía. Por tener impuestos no confiscatorios, por empujar la libertad de las empresas. Por ayudar a que el mercado laboral sea flexible y, en consecuencia, se creen puestos de trabajo que se puedan remunerar adecuadamente porque tienen una buena productividad y son competitivos. Todo lo contrario de lo que pretende la ministra Díaz en "su nueva legislatura".

Claro está que la CEOE debe centrar su política en ello. Una política de vanguardia y "de propuesta" y no de defensa. Esto exige además un plan de pedagogía pública que explique con claridad que estas propuestas no son contra la llamada "clase obrera"” que no existe como tal, sino a favor de un país de profesiones, empleados por cuenta ajena, autónomos y empresarios libres y orgullosos de su trabajo; personas responsables y dignas.

Es el momento de que la CEOE también despierte como lo ha hecho Madrid. Las posturas a la defensiva en este caso sólo acaban trayendo pobreza, subvencionados y reducción de la libertad que acaparan unos pocos adinerados y otros pocos políticos.   

*** José Ramón Pin es profesor del IESE.